miércoles, 2 de marzo de 2016

ALUMNA: HELENA JIMÉNEZ SALAS

PROFESOR: MTRO. JOSÉ LUIS URIBE PIÑA

SEMINARIO INTERDISCIPLINARIO

 

INTRODUCCIÓN

Lo propio del período neonatal es la adaptación que exige el paso de la vida intrauterina a la extrauterina. Son múltiples los cambios que afectan al niño en esta etapa. El cuidado del recién nacido normal consiste en supervisar esta adaptación y que no se presenten factores que la alteren, de manera de prevenir o de anticiparse a los problemas. El cuidado del recién nacido normal compete fundamentalmente a la madre, por eso es de especial importancia ayudar a la madre a comprender los fenómenos fisiológicos que se presentan en él y reforzar aspectos educativos en relación a su crecimiento y desarrollo. 
 
Atención inmediata
 La atención inmediata es el cuidado que recibe el recién nacido al nacer. El objetivo más importante de ésta es detectar y evaluar oportunamente situaciones de emergencia vital para el recién nacido. La mas frecuente es la depresión cardiorrespiratoria que requiere que siempre se cuente con los medios y personal entrenado para efectuar una buena y oportuna reanimación. Se requiere de un lugar apropiado, adyacente o en la misma sala de partos. El recién nacido se enfría con facilidad si no se toman las precauciones correspondientes. Idealmente se debe usar una cuna con calor radiante que permite examinar al niño sin que se enfríe. Desde el punto de vista médico cabe destacar los siguientes aspectos: Anticipación de posibles problemas mediante un conocimiento completo de los antecedentes maternos, del embarazo y del parto.
Primera evaluación y examen del recién nacido que incluye:
a) evaluación de su vitalidad: test de Apgar.
b) Descartar malformaciones mayores, especialmente aquellas que son una emergencia vital y que es importante detectar oportunamente como: atresia de coanas, hernia diafragmática, atresia esofágica, hipoplasia pulmonar, malformaciones renales, disrafias espinales, genitales ambiguos, e imperforación anal.
Efectuar una primera evaluación de la edad gestional y de la adecuación del peso a la edad personal. Según el resultado de esta primera evaluación inmediata se indicará que el recién nacido: quede en el cuidado de transición habitual; en cuidado de transición con determinada orientación, como sería el solicitar algunos exámenes, como hematocrito y hemoglobina en caso de sangramientos previo al parto; glicemia en un RTN hijo de madre diabética; o bien que se le indique hospitalización.
 
 La atención inmediata requiere de cuidados y procedimientos de enfermería especiales. Los aspectos más importantes son:
a) recepción de RN en la sala de parto;
b) aspiración de secreciones;
c) ligadura y sección del cordón;
d) secado del niño y cuidado de la termorregulación;
e) identificación del RN;
 f) antropometría;
g) paso de sonda nasogástrica;
h) administración de vitamina K;
i) profilaxis ocular;
j) Muestra de cordón para grupo sanguíneo, Rh y Coombs directo. 
 
Es responsabilidad compartida de la enfermera y el médico el registro completo de los antecedentes del RN, de la evaluación inmediata, de los procedimientos y exámenes efectuados en este momento.
 
Fisiología del recién nacido. 
La transición de la vida intrauterina a la extrauterina  impone al recién nacido la necesidad de activar un numero elevado de funciones que habían permanecido latentes, algunas de ellas, como la respiración o el mantenimiento de la  temperatura corporal, son rápidamente adquiridas. Se considera la actividad mas crítica del recién nacido realizar una adecuada actividad respiratoria y un efectivo recambio de gases. La frecuencia respiratoria varia entre 35 – 50 respiraciones por minuto y en algunas ocasiones  fuera de este rango.  La frecuencia cardiaca oscila entre 120 y 160 latidos por minuto, se pueden encontrar soplos cardiacos transitorios.  El recién nacido experimenta la sensación de hambre en horarios irregulares que se irán adecuando a intervalos entre  dos a cinco horas, se apoyará para lograr sus requerimientos nutritivos a través del llanto, reflejos de búsqueda, reflejo de succión palatofaringeos y de deglución.   Las primeras deposiciones ocurren aproximadamente en las primeras 24 horas (meconio). Al iniciarse la alimentación láctea el meconio va disminuyendo progresivamente y aparecen las diarreas transicionales  esto ocurre entre el tercero o cuarto día, estas son de color verde oscuro y pueden contener coágulos de leche pasado este tiempo aparece la verdadera deposición láctea. La periodicidad de las deposiciones estará en correspondencia con la frecuencia y calidad del alimento ingerido.  El promedio de deposiciones en el recién nacido  es de tres a cinco al final de la primera semana,  es inusual que realice mas de seis a siete deposiciones diarias a partir del segundo día, puede darse el caso que no defeque en todo el día y es normal.  La temperatura corporal del recién nacido después del  nacimiento sufre una disminución transitoria pero se recupera a las cuatro u ocho horas de vida. Las necesidades  caloricas van en   aumento un 50 % se destina para las necesidades  metabólicas basales, un 40 % al crecimiento y actividad, un 50 % a la acción dinámico – específica de las proteínas  y el otro 5 % se pierde por la orina y heces fecales. El cuerpo del recién nacido está constituido por una elevada cantidad de líquido, el espacio extracelular posee un 35 % del peso corporal. Durante los primeros días existe una pérdida del exceso de líquido, cuando esta pérdida es excesiva puede presentarse deshidratación o fiebre por inanición hacia el tercero o cuarto día de vida. 
   
Los requerimientos de agua después de la primera semana de vida se calculan entre 120 – 150 ml/kg/día, la mitad se utiliza en la formación de orina, el resto en pérdidas insensibles por el pulmón, piel y otras.  La orina contiene pequeñas cantidades de proteínas y durante la primera semana de vida puede contener abundantes uratos, los cuales pueden teñir el pañal de un color sonrosado.  La hemoglobina en el recién nacido oscila entre 17 y 19 g/l, observándose durante las primeras  48 horas de vida reticulosistosis y normoblastemia moderada. Las cifras de leucocitos al nacer oscilan alrededor de 10.000 mm3  que se incrementan en las primeras 24 horas con neutrofilia relativa. Después de la primera semana de vida el numero de leucocitos es inferior a 14.000 mm3  con linfocitosis característico de la lactancia y primera infancia.  Los niveles de gammaglobulina en el recién nacido (enteramente IgG) son ligeramente mas altos que en la madre. La transferencia de anticuerpos de la variedad de IgG de la madre al niño puede proporcionar  protección contra muchas enfermedades virales y algunas bacterianas.  Las cantidades de gammaglobulina en lactantes disminuyen a su tasa más baja en el tercer mes, se experimenta un incremento a los niveles que caracterizan a los niños/as mayores y a los adultos.  La respuesta inmunitaria en el recién nacido a término  es lenta y aún mas en el prematuro en comparación con los lactantes mayores. Los anticuerpos del sistema ABO aparecen en el segundo mes de vida.
 
 
 
PUNTUACIÓN DE APGAR
La puntuación de Apgar es una herramienta conveniente para notificar el estado del neonato y la respuesta a la reanimación. Ha sido utilizada inadecuadamente para predecir resultados neurológicos específicos en el recién nacido a término. Carecemos de datos válidos sobre el significado de la puntuación de Apgar en los neonatos pretérmino. La puntuación de Apgar posee limitaciones y no es adecuado utilizarla de forma aislada para establecer el diagnóstico de asfixia. La puntuación de Apgar asignada durante la reanimación no equivale a una puntuación asignada a un recién nacido que respira espontáneamente. Un impreso ampliado de la puntuación de Apgar explicaría las intervenciones de reanimación simultáneas y daría información para mejorar los sistemas de asistencia perinatal y neonatal. En 1952, la Dra. Virginia Apgar diseñó un sistema de puntuación que constituye un método rápido para evaluar el estado clínico del recién nacido al minuto de edad y la necesidad de una rápida intervención para establecer la respiración1. En 1958 publicó un segundo informe2, en el que evaluó a un mayor número de pacientes. Este sistema de puntuación ofreció una evaluación normalizada de los recién nacidos tras el parto. La puntuación de Apgar tiene 5 componentes: frecuencia cardíaca, esfuerzo respiratorio, tono muscular, irritabilidad refleja y color, cada uno de ellos puntuado como 0, 1 o 2. Ahora se informa de la puntuación al cabo de 1 y 5 minutos del nacimiento. La puntuación de Apgar sigue siendo una herramienta conveniente para informar del estado del neonato y de la respuesta a la reanimación. Ha sido utilizada inadecuadamente en los neonatos a término para predecir resultados neurológicos específicos. Dada la ausencia de datos válidos sobre el significado de la puntuación de Apgar en los recién nacidos pretérmino, en esta población no se debe utilizar la puntuación con otro objetivo que la evaluación realizada en la sala de partos. El objetivo de este informe es colocar la puntuación de Apgar en su perspectiva correcta. Las pautas del programa de reanimación neonatal3 (PRN) indican que “las puntuaciones de Apgar no deben ser utilizadas para dictar las adecuadas acciones de reanimación, ni deben retrasarse hasta la evaluación al minuto las intervenciones en los recién nacidos deprimidos”. Sin embargo, una puntuación de Apgar que sigue siendo 0 después de los 10 minutos de edad puede ser útil para determinar si está indicado continuar la reanimación4. Las actuales pautas del PRN3 indican que “la retirada de la reanimación puede ser oportuna tras 15 minutos de ausencia de latido cardíaco pese a unos esfuerzos de reanimación completos y adecuados. Los datos actuales indican que la reanimación de los neonatos tras 15 minutos de asistolia tiene muy pocas probabilidades de desembocar en supervivencia o supervivencia sin discapacidad grave”. Anteriormente, una puntuación de Apgar de 3 o menos a los 5 minutos era requisito esencial para el diagnóstico de asfixia perinatal. Neonatal encephalopathy and cerebral palsy: defining the pathogenesis and pathophysiology5, publicado en 2003 por el American College of Obstetricians and Gynecologists en colaboración con la American Academy of Pediatrics, cita la puntuación de Apgar de 0 a 3 pasados los 5 minutos como criterio sugestivo de agresión asfíctica intraparto. Sin embargo, una puntuación de Apgar persistentemente baja no es, por sí sola, un indicador específico de compromiso intraparto. Además, aunque la puntuación se utiliza ampliamente en los estudios de resultados evolutivos, su empleo inadecuado ha desembocado en una definición errónea de la asfixia. La asfixia intraparto implica hipercapnia e hipoxemia fetal que, de prolongarse, desembocará en una acidemia metabólica. Como la interrupción intraparto del flujo sanguíneo uterino o fetal es raras veces, o nunca, absoluta, la asfixia constituye un término general impreciso. Descripciones como hipercapnia, hipoxia y acidemia metabólica, respiratoria o láctica son más precisas para la evaluación inmediata del neonato y para la evaluación retrospectiva del tratamiento intraparto.

 
 
 

Método de Capurro

Este método fue obtenido mediante un estudio protocolizado y prospectivo basado en el trabajo de Dubowitz y tiene dos formas de evaluación:
1.
Capurro A.
El método está basado en cinco parámetros clínicos y dos parámetros neurológicos y presenta un margen de error de ± 8,4 días cuando es realizado por un explorador entrenado. Los signos que se han de evaluar son los siguientes:
 a.Somáticos:
  Formación del pezón.
  Textura de la piel.
  Forma del pabellón auricular.
  Tamaño del nódulo mamario.
  Surcos plantares.
 b.Neurológicos:
  Signo de la bufanda.
  Caída de la cabeza.
  Para realizar el cálculo de la edad gestacional, cada signo se evalúa de forma independiente según el test de la figura 2.7; se realiza una suma aritmética para obtener un puntaje total, y con una constante (K= 200) se obtiene dicha edad en días de la forma siguiente:
Edad gestacional (días) = 200 + Total de puntos
 
 
 
 
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA  
  • Berhrman R E, Vanghan V C. Tratado de Pediatría. Vol1. 9ª edición. Ciudad habana: Edición Revolucionaria; 1988.   
  • Bello N L. Fundamentos de enfermería. La Habana: Ciencias Médicas; 2006. 
  • Cruz M. Tratado de Pediatría. Vol. 2. 7ª edición. Ciudad habana: Ciencias Médicas; 2006.  
  •  Castro López F W, Urbina Laza  O. Manuel de Enfermería en Neonatología. La Habana: Ciencias Médicas; 2007
 

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