miércoles, 9 de marzo de 2016

Crecimiento y desarrollo Clase 2- Mario Díaz Usla

SEMINARIO DE DIAGNOSTICO INTEGRAL
ALUMNO: MARIO JOSÉ DÍAZ USLA
PROFESOR: JOSÉ LUIS URIBE
Clase: Dr. José Antonio Arizmendi Ramírez

CRECIMIENTO Y DESARROLLO INFANTIL 2


El crecimiento y el desarrollo infantil de 0 a 6 años

El crecimiento y el desarrollo del niño son dos fenómenos íntimamente ligados. Sin embargo conllevan diferencias que es importante precisar.
Se entiende por crecimiento un aumento progresivo de la masa corporal, tanto por el in- cremento del número de células como por su tamaño. El crecimiento conlleva un aumento del peso y de las dimensiones de todo el organismo y de las partes que lo conforman; se expresa en kilogramos y se mide en centímetros.
Este proceso se inicia en el momento de la concepción del ser humano y continúa a través de la gestación, la infancia, la niñez y la adolescencia. El crecimiento es inseparable del desarrollo y, por lo tanto, ambos están afectados por factores genéticos y ambientales.

El crecimiento físico de cada persona está sujeto a diversos factores condicionantes: factor genético, nutrición, función endocrina, entorno psicosocial, estado general de salud y afec- tividad. Lo englobaremos en tres áreas: área del desarrollo físico, área adaptativa y área del desarrollo personal-social.
El desarrollo implica la diferenciación y madurez de las células y se re ere a la adquisición de destrezas y habilidades en varias etapas de la vida.
El desarrollo está inserto en la cultura del ser humano. Es un proceso que indica cambio, dife- renciación, desenvolvimiento y transformación gradual hacia mayores y más complejos niveles de organización, en aspectos como el biológico, el psicológico, el cognoscitivo, el nutricional, el ético, el sexual, el ecológico, el cultural y el social.
  
Características del niño de 0 a 3 años

A. Desarrollo físico
Las cuatro primeras semanas de vida marcan el periodo neonatal, un momento de transición de la vida intrauterina (cuando el feto depende totalmente de la madre) a una existencia independiente.
El bebé al nacer tiene características distintivas: cabeza grande, ojos grandes adormilados, nariz pequeña y mentón hendido (lo que hace más fácil amamantar) y mejillas gordas.
La cabeza del neonato es un cuarto de la longitud del cuerpo y puede ser larga y deformada debido al amoldamiento que ha facilitado su paso a través de la pelvis de su madre. Este amol- damiento temporal es posible porque los huesos del cráneo del bebé no se han fusionado aún; no estarán completamente unidos hasta los 18 meses.

El crecimiento físico es más rápido durante los 3 primeros años que durante el resto de la vida. A medida que los niños crecen en tamaño, la forma del cuerpo también cambia. El tamaño del cuerpo se hace proporcional al de la cabeza, que sigue el proceso en curso hasta alcanzar el tamaño de la de un adulto. La mayoría de los niños se estilizan durante los 3 pri- meros años.
Los primeros dientes que salen son los incisivos inferiores, cuando el niño tiene 6 o 7 meses, pudiendo retrasarse hasta los 12 meses. Hacia los 15 meses aparecen los primeros molares, y a los 2 años, un 10 % ya presenta la dentadura temporal completa, aunque la mayoría la tienen hacia los 3 años.

B. Desarrollo del área adaptativa
Cuando el niño recién nacido agarra algo, esta acción es un acto re ejo, una respuesta ante un estímulo. A los 3 meses de edad, el niño ya empieza a adquirir hábitos o habituación a agarrar instrumentos y utensilios.
Se establecen conexiones en el cerebro para poder realizar movimientos con las manos, este es el primer paso; las manos del bebé se desarrollan durante los 2 primeros años de vida. El segundo paso es establecer una relación con el medio. El niño percibe los objetos, pero no puede alcanzarlos. Cuando lo logra, se da cuenta de que sus esfuerzos no son en vano y repite la acción de forma continuada. Cuando consiga coordinar el alargamiento del brazo y la mano, podrá agarrar con mayor precisión los objetos que quiera.
Las acciones con la boca y las manos son las que primero se desarrollan en la corteza cerebral (conexiones cerebrales).
A los 2 años de edad, el niño ya tiene la habilidad de abrir y cerrar las puertas, pero todavía le resulta difícil vestirse y desvestirse, limpiarse los dientes y otras acciones.

La percepción de la profundidad es innata o se aprende muy temprano. Sin embargo, esta habilidad no indica temor a las alturas. El sentido del peligro se desarrolla más tarde y está relacionado con la habilidad de los niños para moverse por sí solos.
A menudo, los niños entre 10 y 12 meses de edad lloran cuando ven llorar a otro niño; alre- dedor de los 13 o 14 meses acarician con palmaditas o abrazan a un bebé que llora; y aproxi- madamente a los 18 meses le prestan un tipo especí co de ayuda, como ofrecerle un juguete nuevo para reemplazar otro roto o darle una cura si se ha cortado un dedo.
Los niños son egocéntricos en su conversación, hablan sin saber y sin importarles si la persona a la que están hablando está interesada o les escucha. Alrededor de los 18 meses, atraviesan una etapa de explosión de nombres: de repente, adquieren muchas palabras nuevas para clasi-  car los objetos. Su interés en nombrar las cosas muestra que ahora ellos se dan cuenta de que pertenecen a categorías diferentes. Parecen querer dividir el mundo en dos clases naturales, tanto de palabra como de obra.

Características del niño de 3 a 6 años

A. Desarrollo físico
El niño crece ahora más rápidamente que en los tres primeros años y progresa mucho en coordinación y desarrollo muscular. Durante este periodo, conocido como primera infancia, los niños son más fuertes y saludables, después de pasar por la etapa más peligrosa de la infancia.
Su silueta pierde la redondez y adquiere una apariencia más delgada y atlética. La barriga típica de los 3 años se reduce, al tiempo que el tronco, los brazos y las piernas se alargan. La cabeza todavía es relativamente grande, pero las otras partes del cuerpo están alcanzando el tamaño apropiado y la proporción, progresivamente, va pareciéndose más a la de los adultos.
Además, tienen lugar diferentes tipos de desarrollo en su organismo. El crecimiento muscular y del esqueleto progresa, con lo que se vuelve más fuerte. Los cartílagos se van transformando rápidamente en huesos y estos se endurecen para proteger los órganos internos. Estos cambios permiten a los niños desarrollar muchas destrezas motrices. La histamina aumenta debido a que los sistemas respiratorio y circulatorio generan mayor capacidad y el sistema de inmuni- dad, que se está desarrollando, los protege de infecciones.
Las exigencias nutritivas de la primera infancia se satisfacen fácilmente, aunque demasiados niños no obtienen los nutrientes esenciales debido a que sus familias se dejan seducir por la publicidad de alimentos ricos en azúcares y grasas.

             
                 El crecimiento y el desarrollo físico infantil

 B. Desarrollo del área adaptativa
• De los 3 a los 4 años
– Solo sabe señalar algunos colores.
– Tiene sentido de la forma y puede copiar un modelo.
– Puede reconocer las partes de una  gura y unirlas.
– Disfruta manipulando arcilla, barro o plastilina.
– Parte de su geometría práctica es postural, no visual.
– Se inicia en el sentido del orden y formula preguntas insistentemente (el porqué de todo).

• De los 4 a los 5 años
– Formula muchas y variadas preguntas.
– Se vuelve enumerador y clasi cador.
– Puede recortar  guras grandes y simples.
– Empieza a sentirse como uno entre varios.
– Su comprensión del pasado y el futuro es muy escasa.
– Mentalidad más activa.
– Dibujo típico de un hombre: cabeza con las piernas y, a veces, los ojos. – Da nombre a lo que hace.
– Se interesa más por el sexo opuesto.
– Se esfuerza por cortar recto.
– Puede copiar un cuadrado o un triángulo.

• De los 5 a los 6 años
– Es capaz de resolver problemas sencillos e, incluso, tiene cierta capacidad de autocrítica. – Ordena los juguetes con atención.
– Dibuja la  gura humana diferenciando todas sus partes, desde la cabeza a los pies.
– En sus juegos le gusta terminar lo que empieza.
– Puede contar inteligentemente hasta diez objetos.
– El sentido del tiempo y la dirección se hallan más desarrollados.
– Puede seguir la trama de un cuento.
– Puede repetir con precisión una larga sucesión de hechos.
– Tolera mejor las actividades tranquilas.
– Puede empezar un juego un día y continuarlo al siguiente; es decir, aprecia el hoy y el ayer.
– Elige antes lo que va a dibujar.
– Se torna menos inclinado a las fantasías.
– Comienza a tener en consideración los deseos de los compañeros.
Trastornos más frecuentes
Los procesos de crecimiento y desarrollo son fenómenos simultáneos e interdependien- tes. Ambos tienen características comunes a todos los individuos de la misma especie, lo que los hace predecibles, pero también presentan algunas diferencias entre los sujetos debidas al carácter individual del patrón de crecimiento y desarrollo.

Este patrón típico deriva de la interacción de factores genéticos y ambientales que es- tablecen, por una parte, el potencial del crecimiento y, por otra, la magnitud en que ese potencial se expresa. La información genética establece de forma muy precisa la secuencia y los tiempos en que los mencionados procesos deben ocurrir, de modo que si alguna ano- malía actúa en estos periodos impidiendo que un evento ocurra en los plazos establecidos, puede producirse un trastorno de nitivo del crecimiento y del desarrollo. Son los deno- minados periodos críticos. La misma anomalía, si actúa en otro momento del desarrollo, puede no producir alteración o, si la produce, esta puede ser reversible.
• Patrimonio hereditario
Le procura a cada individuo un patrón de crecimiento y desarrollo específico, que puede ser modificado por factores ambientales. En relación con la talla, los efectos genéticos se ven claramente ejemplificados al observar el patrón de crecimiento de los diferentes grupos étnicos; así, el ejemplo más extremo podemos encontrarlo al comparar la notable diferencia de talla que existe entre individuos de origen nórdico y los pigmeos de Nueva Guinea. Las diferencias familiares son tan evidentes como las diferencias que existen entre las razas. La herencia no solo influye en la talla final y en las proporciones corporales de un individuo, sino también en diversos procesos dinámicos de maduración, como la secuencia de maduración ósea y dentaria, la velo- cidad de crecimiento, la edad de menarquia, etc.


Bibliografía:

Child and AdolescentHealth and Development. WHO/OMS 2000

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