CIRCULACIÓN
Seminario Monográfico de Diagnóstico
Integral
ALUMNA:
Andrea Gutiérrez Nolasco
PROFESOR:
José Luis Uribe Piña
El
corazón es un órgano hueco y de forma básicamente cónica pesa entre 250 y 350
gramos y descansa cómodamente dentro del mediastemo,
la cavidad media del tórax.
Se extiende de forma oblicua unos 12-14 cm desde la segunda costilla hasta el quinto espacio intercostal y yace anterior a la columna vertebral y posterior al esternón. Descansa sobre la superficie superior del diafragma con los pulmones lateralmente y parcialmente oculto por estos. Aproximadamente las dos terceras partes de su masa están del lado izquierdo de la linea central del cuerpo y el resto de la masa se proyecta a la derecha.
Su amplia base plana de unos 9 cm de ancho está dirigida al hombro derecho mientras el ápice apunta inferiormente hacia el muslo izquierdo.
Se extiende de forma oblicua unos 12-14 cm desde la segunda costilla hasta el quinto espacio intercostal y yace anterior a la columna vertebral y posterior al esternón. Descansa sobre la superficie superior del diafragma con los pulmones lateralmente y parcialmente oculto por estos. Aproximadamente las dos terceras partes de su masa están del lado izquierdo de la linea central del cuerpo y el resto de la masa se proyecta a la derecha.
Su amplia base plana de unos 9 cm de ancho está dirigida al hombro derecho mientras el ápice apunta inferiormente hacia el muslo izquierdo.
Protección
y soporte
El
corazón está envuelto por un saco de doble pared llamado pericardio. La capa superficial de
esta envoltura se llama pericardio
fibroso y es una capa gruesa de tejido conectivo denso que:
1.- Protege
el corazón.
2.- Asegura
el corazón a las estructuras que lo rodean, tales como el diafragma y los
grandes vasos que surgen de él.
3.- Previene
el sobre-llenado del corazón por la sangre.
Profunda
al pericardio fibroso está una membrana serosa fina y resbalosa, el pericardio seroso, el que a su vez
tiene dos capas. La capa parietal
recubre la superficie interna del pericardio fibroso. En el margen superior del
corazón la capa parietal se ancla a las grandes arterias que salen del corazón
y entonces se dirige interiormente para continuar sobre la superficie externa
del corazón como la capa visceral
o epicardio que constituye
parte integral de la pared del corazón. Entre las dos capas del pericardio
seroso está la hendidura llamada cavidad
pericardial que contiene una película de fluido seroso que sirve como
lubricante para favorecer el deslizamiento relativo de las membranas una contra
la otra durante los movimientos del corazón y de esta forma crearle un ambiente
casi libre de rozamiento.
Capas
de la pared del corazón
La
pared del corazón está formada por tres capas, la más superficial se llama epicardio (como ya vimos), la
intermedia, miocardio; y la
profunda endocardio.
El
epicardio o capa visceral del pericardio fibroso está infiltrado con grasa,
especialmente en las personas de edad avanzada.
Está
compuesto principalmente por musculatura cardíaca y constituye la mayoría de la masa del
corazón, siendo la capa que se contrae para realizar el bombeo de la sangre.
Las células musculares ramificadas que lo constituyen están unidas unas a otras por un entramado de fibras de tejido conectivo organizadas en haces circulares o espirales que mantienen de manera efectiva la integridad del corazón. La red densa de fibras de tejido conectivo se conoce como esqueleto fibroso del corazón que refuerza el miocardio internamente y ancla las fibras musculares cardíacas. No en todas partes la red de fibras de colágeno y elastina tiene el mismo grueso, así tenemos que estas aparecen como anillos que asemejan cables para producir soporte adicional donde los grandes vasos abandonan el corazón y alrededor de las válvulas. Si no existieran estos refuerzos, eventualmente estas zonas del corazón podrían resultar estiradas por el constante empuje de la sangre que fluye por su interior.
Las células musculares ramificadas que lo constituyen están unidas unas a otras por un entramado de fibras de tejido conectivo organizadas en haces circulares o espirales que mantienen de manera efectiva la integridad del corazón. La red densa de fibras de tejido conectivo se conoce como esqueleto fibroso del corazón que refuerza el miocardio internamente y ancla las fibras musculares cardíacas. No en todas partes la red de fibras de colágeno y elastina tiene el mismo grueso, así tenemos que estas aparecen como anillos que asemejan cables para producir soporte adicional donde los grandes vasos abandonan el corazón y alrededor de las válvulas. Si no existieran estos refuerzos, eventualmente estas zonas del corazón podrían resultar estiradas por el constante empuje de la sangre que fluye por su interior.
Es
una lámina blanquecina y lustrosa de epitelio escamoso (endotelio) que descansa en una capa
fina de tejido conectivo. Forma la cubierta interior del miocardio, delimita
las cámaras del corazón y cubre el esqueleto de tejido conectivo de las
válvulas. Esta capa es continua con el revestimiento endotelial de los vasos
sanguíneos que entran y salen del corazón.
Cámaras
En
el corazón existen cuatro cámaras, dos superiores llamadas aurículas y dos inferiores
denominadas ventrículos. La pared que divide al corazón longitudinalmente se
llama tabique o septo interauricular
cuando separa las aurículas (parte superior) y tabique o septo interventricular cuando lo hace entre
ventrículos. Como el corazón está dirigido de forma oblicua con respecto al eje
del cuerpo el ventrículo derecho conforma la mayor parte de la superficie
anterior del corazón mientras que el ventrículo izquierdo domina la parte
inferior-lateral y forma el ápice del corazón. En la superficie externa del
corazón son visibles dos surcos que corren en las fronteras entre las cuatro
cámaras y dan espacio para los vasos sanguíneos que atienden el miocardio.
El
surco auriculoventricular o surco coronario circunda la unión
entre aurículas y ventrículos como si fuera una corona. El surco interventricular anterior sirve
de plataforma para la arteria
interventricular anterior y señala la posición anterior del
tabique que separa los ventrículos izquierdo y derecho; continua como surco interventricular posterior y
marca la parte inferior-posterior del corazón de forma similar.
·
Aurículas
Las
aurículas son las cámaras de entrada de sangre al corazón y sus superficies
externas no presentan ninguna particularidad distintiva notable. Interiormente,
se pueden diferenciar dos partes: la pared posterior lisa y una porción de la
pared anterior marcada con haces más o menos paralelos de tejido muscular que
asemejan las marcas dejadas en el suelo cuando se arrastran los dientes de un
rastrillo. Estos haces musculares se denominan músculos pectiniformes. Ambas regiones están separadas por un
reborde en forma de C llamado crista
terminalis. En el tabique interauricular puede apreciarse la sombra de
una depresión, la fosa oval,
que queda como remanente del foramen
oval una abertura de comunicación que existió durante el período fetal. Las
aurículas contribuyen poco a la impulsión de la sangre por el corazón al
cuerpo, y su función se limita principalmente a ser las cámaras de recepción de
la sangre que regresa al corazón para luego pasarla a los vecinos ventrículos
con relativo poco esfuerzo. Por este motivo las aurículas son cámaras
relativamente pequeñas y de paredes finas.
La
sangre entra al aurículo derecho desde tres venas:
1.- La vena cava superior: por donde regresa la sangre de las
zonas corporales superiores al diafragma.
2.- La vena cava inferior: la vía de regreso de la sangre desde
las áreas inferiores al diafragma.
3.- Los senos coronarios: que recolectan la sangre proveniente
del propio miocardio.
Por
su parte, al aurículo izquierdo la sangre entra por cuatro venas pulmonares que
retornan la sangre desde los pulmones al corazón y que constituyen la mayoría
de su base.
·
Ventrículos
Estas
cavidades de impulsión constituyen la mayor parte de la masa del corazón, y
como ya se ha dicho arriba el ventrículo derecho forma la mayor parte de la
superficie anterior del corazón mientras que el izquierdo domina la superficie
posterior-inferior. Las superficies interiores de las cámaras ventriculares
presentan unas crestas musculares denominadas trabéculas carnosas. Proyectándose hacia el interior de la cámara
existen también otros haces musculares de forma cónica, los músculos papilares que participan en
el trabajo de las válvulas. La función de los ventrículos como cámaras de
impulsión sanguínea hace que se diferencien notablemente de las aurículas en
cuanto al grosor de sus paredes las que son mucho más masivas.
Cuando
los ventrículos se contraen la sangre es impulsada al sistema circulatorio, el
ventrículo derecho a través del tronco pulmonar, lo hace a los pulmones, y el
ventrículo izquierdo al sistema corporal a través de la aorta, la arteria más
grande del cuerpo.
Válvulas
La
sangre fluye por el corazón en un solo sentido, usando para ello la contracción
de las paredes de las cámaras auriculares y ventriculares, pero el trabajo de
esta "maquina de bombeo" no fuera posible sin la utilización de
válvulas de apertura y cierre de las cámaras en el momento preciso que
garanticen que la sangre pueda circular en la dirección de la válvula abierta,
mientras otras válvulas cerradas impiden su contraflujo. El corazón contiene
cuatro válvulas, un par de válvulas
auriculoventriculares y otro par de válvulas semilunares.
Válvulas
auriculoventriculares (AV)
Localizadas
en la zona de unión entre las aurículas y los ventrículos las válvulas AV
previenen el contraflujo hacia el aurículo cuando el ventrículo se contrae. La
válvula AV derecha, llamada válvula
tricúspide, tiene tres cúspides flexibles (como indica el nombre) que
son unas suertes de valvas de endocardio reforzadas por un núcleo de tejido
conectivo. La válvula AV izquierda con dos valvas es la válvula bicúspide o más comúnmente conocida como válvula mitral por su semejanza con
la mitra (sombrero) de los obispos.
Ligados a cada válvula AV hay cordones blancos y finos de colágeno llamados cuerdas tendinosas que anclan las cúspides a los músculos papilares que sobresalen de las paredes ventriculares. Al relajarse el corazón las valvas de las válvulas AV cuelgan lánguidamente hacia el interior del ventrículo correspondiente dejando circular la sangre dentro del aurículo y luego al ventrículo. Cuando los ventrículos comienzan a contraerse y a comprimir la sangre en sus cámaras respectivas, la presión intraventricular crece y las valvas de las válvulas AV reciben esa presión forzándolas a moverse en la dirección de coincidencia de sus bordes para cerrar el paso. Las cuerdas tendinosas y los músculos papilares sirven como cables de retención para mantener las valvas en la posición de válvula cerrada y así evitar que las cúspides sean proyectadas hacia arriba al interior de las aurículas.
Los músculos papilares se contraen antes de que lo hagan los otros músculos ventriculares de modo que ellos toman acción sobre las cuerdas tendinosas antes de que la contracción ventricular lance su máxima fuerza sobre las valvas de la válvula AV.
Ligados a cada válvula AV hay cordones blancos y finos de colágeno llamados cuerdas tendinosas que anclan las cúspides a los músculos papilares que sobresalen de las paredes ventriculares. Al relajarse el corazón las valvas de las válvulas AV cuelgan lánguidamente hacia el interior del ventrículo correspondiente dejando circular la sangre dentro del aurículo y luego al ventrículo. Cuando los ventrículos comienzan a contraerse y a comprimir la sangre en sus cámaras respectivas, la presión intraventricular crece y las valvas de las válvulas AV reciben esa presión forzándolas a moverse en la dirección de coincidencia de sus bordes para cerrar el paso. Las cuerdas tendinosas y los músculos papilares sirven como cables de retención para mantener las valvas en la posición de válvula cerrada y así evitar que las cúspides sean proyectadas hacia arriba al interior de las aurículas.
Los músculos papilares se contraen antes de que lo hagan los otros músculos ventriculares de modo que ellos toman acción sobre las cuerdas tendinosas antes de que la contracción ventricular lance su máxima fuerza sobre las valvas de la válvula AV.
Válvulas
semilunares
Son
dos, la válvula semilunar aórtica
y la válvula semilunar pulmonar
y sus funciones son prevenir el contraflujo a sus respectivas cámaras
ventriculares. Ambas válvulas están ubicadas en las bases de las grandes
arterias que nacen del corazón, la semilunar aórtica en la base de la aorta y
la semilunar pulmonar en la base del tronco pulmonar. Cada válvula semilunar
está formada por tres cúspides que semejan bolsillos, cada uno de los cuales
aparenta una media luna, y su mecanismo de accionamiento difiere del de las
válvulas auriculoventriculares.
Ahora, cuando los ventrículos respectivos se contraen y las presiones generadas por la contracción sobrepasan la existente en la arteria aorta y en la pulmonar, las válvulas se ven forzadas a abrirse por el empuje de la sangre y sus cúspides se orientan contra las paredes de la arteria respectiva apretadas por la corriente de sangre. Al relajarse los ventrículos, la sangre de las arterias tiende a retornar al corazón, con ello llena las cúspides y estas se mueven en el sentido de cerrar las válvulas. Durante el funcionamiento del corazón se produce una pequeña fuga de sangre hacia esos vasos cuando el aurículo se contrae, pero el contraflujo de sangre se previene casi totalmente debido a que cuando el miocardio de las aurículas se contrae casi cierra por completo la entrada de esas grandes venas.
Ahora, cuando los ventrículos respectivos se contraen y las presiones generadas por la contracción sobrepasan la existente en la arteria aorta y en la pulmonar, las válvulas se ven forzadas a abrirse por el empuje de la sangre y sus cúspides se orientan contra las paredes de la arteria respectiva apretadas por la corriente de sangre. Al relajarse los ventrículos, la sangre de las arterias tiende a retornar al corazón, con ello llena las cúspides y estas se mueven en el sentido de cerrar las válvulas. Durante el funcionamiento del corazón se produce una pequeña fuga de sangre hacia esos vasos cuando el aurículo se contrae, pero el contraflujo de sangre se previene casi totalmente debido a que cuando el miocardio de las aurículas se contrae casi cierra por completo la entrada de esas grandes venas.
1)
Circulación fetal
Durante el desarrollo embrionario y fetal la
placenta actúa como un órgano que transfiere oxígeno y nutrientes desde la sangre
materna a la circulación fetal, ocurriendo lo inverso con los desechos
metabólicos fetales y con el dióxido de carbono. Esta situación hace que la
circulación fetal presente una conexión vascular con la placenta, a través de
los vasos umbilicales y, mediante puentes circulatorios, se excluya a la
circulación pulmonar.
Así, a través de las arterias umbilicales, la
sangre con baja saturación de oxígeno y con los desechos metabólicos se dirige
hacia la placenta. Allí, a través de los capilares placentarios, se produce la
oxigenación y la incorporación de nutrientes a la sangre fetal. Esta sangre,
con una saturación de un 80% de oxígeno, es conducida hacia el feto por medio
de la vena umbilical. A nivel del hígado, una buena parte de la sangre de la
vena umbilical (el 60%) es derivada a través del ducto venoso hacia la vena
cava inferior. La fracción restante circula a través de los sinusoides
hepáticos; vasos sanguíneos que están participando de la elevada actividad
metabólica del hígado fetal.
A nivel hepático se produce la
primera mezcla de sangre oxigenada (proveniente de la placenta) y sangre
desoxigenada (proveniente de la circulación portal del feto). En el punto de
unión del conducto venoso con la vena umbilical se establece un mecanismo de
esfínter, que regula el flujo de entrada de sangre desde la placenta hacia la
circulación fetal, previniendo el brusco incremento de la volemia fetal y la sobrecarga funcional del
corazón. Esto es especialmente importante durante las contracciones uterinas,
proceso que incrementa la presión venosa umbilical
En el punto de abocadura en
ducto venoso con la vena cava inferior se produce una segunda mezcla de
sangre oxigenada (contenida en el ducto venoso) y sangre desoxigenada
(contenida en vena cava inferior). A pesar de esta mezcla la sangre
transportada por la vena cava inferior hacia el atrio derecho conserva un
alto contenido de oxígeno.
En la circulación fetal, a
través de los puentes vasculares y tabiques valvulares, se logra colocar a
nivel del atrio izquierdo, de lo disponible a ese nivel, la sangre más
oxigenada posible. La sangre que pasa a través del foramen oval, se mezcla
con la sangre de las venas pulmonares que drenan en el atrio izquierdo
(cuarta mezcla de sangre oxigenada y desoxigenada) y pasa al ventrículo
izquierdo a través del orificio bicuspideo. Aquí, la sangre es eyectada por
la aorta y sufrirá una quinta mezcla (sangre oxigena y desoxigenada) en el
punto de abocadura del ducto arterioso con la aorta descendente.
El ducto arterioso conecta, en ese sentido, la arteria
pulmonar izquierda con la aorta y deriva la mayor parte de la sangre del
circuito pulmonar, afuncional en el feto, hacia la aorta, evitando así la
sobrecarga vascular de los pulmones fetales. Es interesante notar que las
primeras ramas de la arteria aorta: las arterias coronarias, las arterias
carótidas y las arterias subclavias, que irrigan el extremo cefálico del
feto, reciben de la sangre disponible la más oxigenada, para nutrir tejidos
críticos, como el corazón y el cerebro; órganos en desarrollo que requieren
una mayor concentración de oxígeno.
La sangre poco oxigenada contenida en la aorta torácica y
abdominal, se distribuye por las vísceras digestivas abdominales y gran parte
de esta sangre, cuya saturación de oxígeno es del 55%, será derivada, a
través de las arterias umbilicales, hacia la placenta para su oxigenación e
incorporación de nutrientes.
|
1) Circulación mayor y menor
Circulación
mayor o circulación sistémica o general. El recorrido de la sangre comienza en
el ventrículo izquierdo
del corazón, cargada de oxígeno, y se extiende por la arteria aorta y sus ramas arteriales hasta el sistema capilar, donde se forman las venas que contienen sangre pobre en oxígeno. Desembocan en una
de las dos ((venas cavas)) (superior e inferior) que drenan en la aurícula derecha
del corazón. En la circulación general o mayor, la
sangre cargada de oxígeno sale por la arteria aorta y da la vuelta a todo el
cuerpo antes de retornar al corazón a través de la vena cava. La sangre
oxigenada sale del ventrículo izquierdo a través de la arteria aorta. De
inmediato origina sus primeras ramificaciones: las arterias coronarias que
irrigan las paredes del corazón. La aorta en sus comienzos es ascendente.
Después se curva hacia la izquierda formando el cayado aórtico y tiene luego un
recorrido descendente. Durante todo su trayecto va dando origen a otras
arterias, que a su vez, se ramifican nuevamente. A través de estas la sangre es
conducida hasta todos los tejidos del cuerpo. En los tejidos se originan
capilares, que forman densas redes, en los cuales tienen lugar diversos
intercambios. La sangre cede oxígeno y recibe dióxido de carbono
transformándose así de oxigenada a carboxigenada. Además, cede a las células
sustancias alimenticias y recoge las materias de desecho producidas por estas.
La sangre carboxigenada fluye hacia las vénulas que, al unirse, originan otros vasos de mayor calibre: las venas. A su vez estas van a desembocar en dos grandes venas, la vena cava superior y la vena cava inferior. Por medio de las venas cavas la sangre regresa al corazón, penetrando en la aurícula derecha. Dentro de la circulación existe un sistema especial llamado potra hepática. La sangre que irriga el intestino recoge las sustancias orgánicas absorbidas en él. Circula por la vena porta, que penetra en el hígado, en cuyo interior sé capilariza y deja parte de los alimentos que transporta. Luego sale de este órgano por otra vena llamada suprahepática, que desemboca en la vena cava inferior
La sangre carboxigenada fluye hacia las vénulas que, al unirse, originan otros vasos de mayor calibre: las venas. A su vez estas van a desembocar en dos grandes venas, la vena cava superior y la vena cava inferior. Por medio de las venas cavas la sangre regresa al corazón, penetrando en la aurícula derecha. Dentro de la circulación existe un sistema especial llamado potra hepática. La sangre que irriga el intestino recoge las sustancias orgánicas absorbidas en él. Circula por la vena porta, que penetra en el hígado, en cuyo interior sé capilariza y deja parte de los alimentos que transporta. Luego sale de este órgano por otra vena llamada suprahepática, que desemboca en la vena cava inferior
La
circulación menor parte del ventrículo derecho y va a los pulmones, transportando
sangre venosa a través de las arterias pulmonares. En correspondencia con los
capilares pulmonares, la sangre cede una parte de su anhídrido carbónico (CO2),
se carga de oxígeno y vuelve a la aurícula izquierda a través de las dos venas
pulmonares. La circulación mayor parte del ventrículo izquierdo por la gran
arteria aorta, que envía sangre a irrigar la cabeza y las extremidades
superiores; luego nutre al hígado, por medio de la arteria hepática; el
intestino, con la arteria mesentérica y los riñones con las arterias renales.
Al final la aorta se divide en las arterias ilíacas, que irrigan las
extremidades inferiores. La sangre venosa vuelve al corazón a través de la vena
cava inferior, que recoge directamente la sangre procedente de las venas renales
y hepáticas e indirectamente la sangre intestinal, que pasa primero a través
del circuito de la porta y luego a través del hígado. La sangre venosa de las
regiones cefálicas, a través de la vena cava superior, vuelve a la aurícula
derecha del corazón y seguidamente al ventrículo derecho, para pasar por último
a la pequeña circulación y continuar el ciclo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario