Alumna:
Anabel
Garcia Nieves
Seminario
Monográfico de Diagnóstico Integral
Mtro.
José Luis Uribe Piña
ALTERACIONES
DE LENGUAJE
Definición:
Por trastornos del lenguaje
entendemos “la dificultad total o parcial para comunicarse eficazmente en un
entorno determinado, incidiendo en la producción y/o la comprensión oral y/o
escrita de cualquier secuencia de locuciones cuando éstas se desvían de las
normas del sistema lingüístico que caracteriza un determinado contexto”.
Etiología:
·
Causas orgánicas:
Se refieren a una lesión en cualquiera de los
sistemas u órganos que intervienen en la expresión y producción del lenguaje.
Se distinguen 4 tipos:
- Hereditarias: Se heredan de padres a
hijos.
- Congénitas: uso de fármacos, o
enfermedades como la rubéola... durante el embarazo.
- Perinatales: tienen lugar durante el
parto, como por ejemplo, las anoxias.
- Postnatales: se produce después del
nacimiento, por ejemplo, una causa sería la prematureidad.
·
Causas de tipo funcional
Son debidas a un
funcionamiento patológico de los órganos que intervienen en la emisión del
lenguaje. Un ejemplo sería una disfasia de contenido expresivo.
•Causas orgánico- funcionales
Aunque la mayoría de las veces, cuando el
órgano está afectado también lo está la función, puede ocurrir que sólo esté.
·
Causas endocrinas
Afectan
fundamentalmente al desarrollo psicomotor del niño, pero también pueden afectar
a su desarrollo afectivo, al lenguaje y a la personalidad.
·
Causas ambientales
Hacen
referencia al entorno familiar, social, cultural y natural del niño y cómo
influyen estas en su desarrollo emocional y afectivo.
·
Causas psicosomáticas
El
pensamiento puede ocasionar una expresión oral anómala, y desórdenes en la
palabra pueden afectar al pensamiento. Todo ello nubla la capacidad de una
buena expresión y comprensión.
Epidemiologia:
5
millones 739 mil personas en el territorio nacional declararon tener dificultad
para realizar al menos una de las siete actividades evaluadas: caminar,
moverse, subir o bajar (en adelante caminar o moverse); ver, aun usando lentes
(ver), hablar, comunicarse o conversar (hablar o comunicarse); oír, aun usando
aparato auditivo (escuchar); vestirse, bañarse o comer (atender el cuidado
personal); poner atención Las personas con discapacidad en México, una visión
al 2010. 2013 41 o aprender cosas sencillas (poner atención o aprender);
limitación mental; es decir, son personas con discapacidad. Cifra que
representa 5.1% de la población total del país. De la cual es de 8.3% tiene
dificultad de hablar (476,337 mil habiatantes)
Clasificación:
- Retardo simple del
lenguaje.
Aquí
se engloban a sujetos que, sin una causa patológica evidente, manifiestan un
lenguaje cuya comprensión y expresión verbal es inferior a la de otros sujetos
de su misma edad cronológica.
Las
características que presentan estos niños son:
-A nivel fonológico, los niños
presentan una tendencia a la reducción del sistema fonológico.
-A nivel morfosintáctico, podría
hablarse de un nivel de normalidad evidente en sus emisiones.
-A nivel semántico, su comprensión
parece normal, aunque es ligeramente más escasa que en los niños de su edad.
Las causas que pueden originar dicho
trastorno son: variables del entorno familiar, variables socioculturales,
factores hereditarios…etc.
- Retardo moderado del lenguaje (disfasias).
Se
trata de un trastorno global de la expresión, conclusiones automáticas,
vocabulario pobre, palabras simples y frases cortas. Es un trastorno muy
importante en la adquisición y elaboración del lenguaje interior. Nunca van a
lograr un nivel lingüístico básico, lo que repercutirá en la adquisición de
aprendizajes y en su posterior integración socio-laboral. No tienen problemas
para oír pero si que tienen problemas para repetir porque no adquieren
correctamente las secuencias sonoras.
En
el nivel morfosintáctico hay dificultades evidentes. El uso de los plurales
está omitido, así como el de los nexos.
En
el nivel semántico se observa un vocabulario reducido e impreciso que dificulta
las funciones pragmáticas del lenguaje.
No
son capaces de comprender ni lo que leen ni lo que escriben.
- Retardo grave del lenguaje
(afasia)
Consiste
en la desaparición del lenguaje existente como consecuencia de una lesión
cerebral traumática, tumoral, mal formativa o inflamatoria producida en un niño
que ya tenía adquirido el lenguaje de manera parcial o total. Se suprime la
comunicación verbal y gestual. Aparecen problemas en la articulación, en el
vocabulario y en la sintaxis.
Suele
diferenciarse en:
1.
Afasia congénita: referida a la no aparición del lenguaje en niños que, a
priori, no presentan otros síndromes. Se distinguen tres tipos de lesiones:
-prenatales (malformaciones
craneales)
-perinatales (anoxia)
-postnatales (traumatismo)
2. Afasia adquirida o infantil: aquella que
tiene lugar una vez que el lenguaje ya ha sido adquirido total o parcialmente.
·
Afasia
sensorial o receptiva: la
lesión se localiza en la zona de Wernicke. Los sujetos que la padecen no
comprenden el significado de las palabras aunque pueden hablar sin dificultad.
·
Afasia
motora o expresiva: la lesión se sitúa
en la zona de Broca. En este caso, el sujeto comprende el significado de las
palabras pero no puede expresarse.
·
Afasia mixta: se trata de una lesión más amplia que afecta tanto a
las áreas motoras como receptivas del lenguaje.
A lo largo del siglo pasado, se puso énfasis
en el estudio de las alteraciones que presentaban los niños en su desarrollo
del lenguaje. En un inicio, se centraron en aquellas que perturbaban la voz y
el habla. En la siguiente fase, con el auge de la lingüística, el enfoque se
centró en el estudio de estructuras semánticas, gramáticas y en la sintaxis. Al
final del siglo, con el enfoque pragmático, se pretendió situar su desarrollo
en el marco de la comunicación y de las interacciones sociales. En relación con
el código lingüístico, podemos diferenciar cinco niveles:
– Fonológico: este nivel comprende los fonemas
(rasgos distintivos articulatorios y acústicos) y la prosodia (hechos
lingüísticos suprasegmentales).
– Morfológico: ordenamiento
lógico gramatical.
– Sintáctico: organización secuencial de los
enunciados y reglas que rigen la lengua.
– Semántico: desarrollo de los significados,
base relacional del lenguaje.
– Pragmático: efectos esperados y buscados de
los enunciados sobre el interlocutor y medios especí- ficos utilizados en la
comunicación. Un enunciado dirigido a un interlocutor apunta a un objetivo
general o particular que puede precisarse. Alcanzamos así la articulación
funcional del lenguaje.
La clasificación de los
trastornos del lenguaje de acuerdo con el motivo de consulta:
El niño que tarda en hablar.
Descartamos primero las causas que no alteran
la comunicación, como el retraso simple del lenguaje. En este caso, el niño
manifiesta una buena comprensión y una evolución del lenguaje similar a la de
los niños normales, pero con una tardanza en la adquisición de éste. Puede
ocurrir esto en los gemelos. Otra causa es el bilingüismo en la familia. Es
imprescindible descartar una hipoacusia, sobre todo en niños con factores de
riesgo, infecciones respiratorias, otitis media de repetición.
En la edad preescolar, las
alteraciones del desarrollo de las funciones ejecutivas superiores se presentan
con frecuencia como un desarrollo inadecuado del lenguaje. En este grupo de
niños, el diagnóstico diferencial debe hacerse con sordera, retraso mental,
disfasia o trastorno específico del lenguaje (TEL) y autismo.
-
Disfasia
La disfasia se considera uno
de los trastornos del desarrollo del lenguaje de causa no definida, aunque se
considera de causa genética familiar y probable multifactorial. Debemos pensar
en ella una vez que hayamos constatado que el niño tiene inteligencia normal,
sin daño neurológico demostrable, que no presenta sordera y que no se le ha
privado de estímulos. A veces, puede ser difícil diferenciarlo del retraso
simple del lenguaje y la gravedad del cuadro parece ser el criterio más
adecuado, ya que en la disfasia, aparte de adquirir el lenguaje tardíamente,
éste es deficiente en su forma,
fonética y estructural. Siempre se describirá en él un problema de
comprensión. Su pronóstico es variable y pueden darse casos que se recuperan
por completo y otros que lo hacen más adelante y que afectan de manera
significativa al aprendizaje. El autismo y la disfasia ambos se consideran
síndromes definidos del comportamiento y no enfermedades.
-
Autismo
El autismo se considera el
prototipo de los trastornos de la comunicación en el niño. Se caracteriza por
actitudes e intereses repetitivos y estereotipados, déficit en la interacción
social y del uso del lenguaje. Se inicia antes de los 3 años. Desde muy temprano,
los niños tienen falta de contacto visual como manera de comunicarse o
demostrar emociones, no comparten la atención y tienen falta de imaginación en
los juegos. Esto facilita su diagnóstico en torno a los 18 meses.
El motivo de consulta más
frecuente del niño autista es el retraso del lenguaje. No obstante, una
intervención temprana puede modificar el autismo de manera significativa. Así,
se debe profundizar en la evaluación de la conducta social de un niño de 2 años
que no ha iniciado lenguaje. Dentro de esta patología, podemos encontrar toda
una gama de problemas del lenguaje, desde la ausencia completa de lenguaje
hasta un lenguaje desenvuelto, aunque con ecolalia, variaciones en la prosodia,
fonología y comprensión. Según Rapin, el lenguaje autista se clasifica en dos
vertientes: una desenvuelta,
con alteraciones de la prosodia y la comprensión, y otra no desenvuelta, por la cual se comportan como mudos o sordos
o con alteración grave en la comprensión. Prácticamente, todo síntoma
característico del autismo puede verse en pacientes que no por ello tienen
autismo, tal es el caso de los otros trastornos generalizados del desarrollo,
como el síndrome de Rett y el trastorno desintegrativo de la niñez, que vamos a
identificar por su carácter regresivo y, en el caso del síndrome Rett, por sus
marcadores genéticos y alteraciones electroencefalográficas. El síndrome de Rett lo
identificamos de manera temprana por su clínica de características
estereotipias de lavado de las manos, y el trastorno desintegrativo de la
niñez, por su inicio tardío.
El
síndrome de Asperger es un sinónimo de autismo de un tipo menos
grave. Su lenguaje, aunque sofisticado, presenta déficit pragmático con
dificultad para entender chistes, dobles sentidos y sutilezas del lenguaje. En
la edad preescolar, debe diferenciarse el autismo de bajo funcionamiento del
retraso mental una vez se ha descartado la sordera y, si el autismo es de alto
funcionamiento, se debe diferenciar de los niños con disfasia o TEL. Por su
parte, en los niños mayores, los adolescentes y los adultos jóvenes permanece
el retraso mental como diagnóstico diferencial con los autistas de bajo
funcionamiento. Estos niños adquieren el lenguaje tarde, luego hablan de forma
fluida, pero con una verbosidad excesiva. Su vocabulario es a veces muy
extenso, sofisticado y formal y, en ocasiones, sumamente especializado (por
ejemplo conocen todos los nombres de los dinosaurios), les faltan las
habilidades semánticas requeridas para una conversación de intercambio, otras
veces hablan por hablar. Las habilidades fonológicas y sintácticas están
conservadas, pero la comprensión está afectada en varios grados. Les faltan las
habilidades pragmá- ticas y no conocen las reglas del lenguaje que les permiten
esperar su turno, mantener un tema de conversación o reconocer el momento de
cambiar de tema. A menudo, tienen problemas con la prosodia. Este síndrome se
ve en niños autistas de alto funcionamiento pero, también, en niños con
hidrocefalia, en especial si tienen mielomeningocele. Se ve además en
trastornos genéticos como el síndrome
de Williams y en niños con retraso mental. Las bases neuroanatómicas de
este síndrome se desconocen y se relacionan con la afasia del adulto donde la
comprensión está afectada, específicamente la afasia sensorial transcortical.
En el caso de la hidrocefalia, se relaciona con un síndrome de desconexión, que
tiene en cuenta la agenesia del cuerpo calloso o la delgadez del mismo en los
casos de hidrocefalia. La alteración de la prosodia y la pragmá- tica sugiere
una alteración del hemisferio derecho además de la disfunción del hemisferio
izquierdo. Se presenta la controversia de si es un trastorno o un síndrome
aparte. Bishop sugiere utilizar el término ‘trastorno específico
semántico-pragmático’ para niños que no son autistas pero que en un principio
presentan un cuadro de retraso del lenguaje y deficiencias en el lenguaje
receptivo, y que después aprenden a hablar con claridad y con frases complejas,
con anomalías semánticas y pragmáticas que se van haciendo cada vez más obvias
a medida que su competencia verbal crece. Rapin, sin embargo, considera que un
niño puede tener un trastorno semántico-pragmático y no cumplir necesariamente
los criterios del autismo. Otra condición para diferenciar de las dos
anteriores es el retraso mental, considerando que la mitad de los niños que
consultan por retraso del lenguaje están afectados por el mismo.
En el niño deficiente mental, hay un retraso en la maduración
neurológica y sensorial que se traduce en dificultades en la percepción
auditiva y visual, es decir, hay una incompetencia cognitiva, lo que supone una
incapacidad para procesar gran cantidad de información de manera eficaz y para
programar conductas que favorezcan una adaptación social favorable. Sabemos también
que no existe una determinación exacta entre el grado de retraso mental y el
tipo de trastorno del lenguaje. Se observa un retraso en el inicio de la
actividad verbal, una lentitud o imperfección en la organización del lenguaje,
con una estructuración donde hay ausencia de artículos y preposiciones,
alteraciones en la conjugación verbal y uso insuficiente y erróneo de adjetivos
y adverbios, parecido al de los niños sanos en edades más tempranas. También
hay deficiencias en el contenido del lenguaje, pobreza conceptual y semántica y
una limitada comprensión de la palabra, que se hacen más notorias en la medida
en que la edad, la educación y las pautas sociales aumentan las exigencias; es
decir, las anomalías morfosintácticas y fonológicas son habitualmente
cronopáticas, mientras que los aspectos semántico-pragmáticos son los que se
ven afectados en su mayoría en el retraso mental.
Los síntomas del retraso
lingüístico variarán según se trate de deficiencias mentales profundas o leves.
Los niños que hablan tarde usualmente los vemos a los 2-3 años, cuando los
padres comienzan a preocuparse. Parecen estar desarrollándose bien de otra
forma, pero no hablan o desarrollan el lenguaje con mucha lentitud y, si además
tienen dificultad en la comunicación, puede ser muy difícil diferenciarlos de
los TEA y los TEL.
El
niño que deja de hablar.
Con relación a la detención
del lenguaje, ocurre una involución de las funciones adquiridas con deterioro
progresivo por causas genéticas o congénitas (enfermedades involutivas) o
adquiridas y como secuelas de traumatismo, infecciones o tumores.
-
Afasia.
La afasia es un trastorno del lenguaje
adquirido a consecuencia de un daño cerebral que, por lo general, afecta a
todas las modalidades, oral y escrita; cada una de las modalidades se puede ver
afectada cualitativa y cuantitativamente en modo diferente de manera que
conforma grupos sindrómicos, que pueden coexistir con
deficiencias en el procesamiento cognitivo. Por lo tanto, no se reduce a la
expresión o comprensión hablada, sino también a la lectoescritura, la alexia y
la agrafia. Las capacidades expresivas del lenguaje gestual pueden verse
también afectadas así como cualquier otra que use el sujeto como, por ejemplo,
el lenguaje de sordomudos o el morse. Pueden incluso presentarse estereotipias,
cuando ésta es muy grave, con elementos silábicos que el paciente emite de
manera repetida cuando quiere hablar. Es fácil diferenciarla de la disfasia o
de los TEL. Así, cuando hablamos de afasia,
hablamos de pérdida de una habilidad adquirida previamente, es decir, una
persona que tenía la habilidad de hablar con normalidad la pierde mientras que
la disfasia es la falta de
aprendizaje del lenguaje en un niño en ausencia de trastorno orgánico,
cognitivo, psiquiátrico o ambiental. Sin embargo, puede dificultarse algo
cuando se trata de niños muy pequeños de 18- 24 meses, que se confunden con
trastornos relacionados con la maduración. Por otro lado, el autismo también
puede manifestarse con una regresión del lenguaje, tanto hablado como
simbólico. No se encuentran, sin embargo, signos de lesión cerebral en los
exámenes practicados a niños autistas o disfásicos. En cambio, en un niño con
una lesión cerebral aguda del hemisferio dominante por un trauma, un tumor, una
infección (meningitis, meningoencefalitis) o una isquemia (discrasias
sanguíneas), puede correlacionarse la pérdida de lenguaje con la lesión
cerebral adquirida. Así, en los niños de mayor edad pueden identificarse los
mismos tipos de afasia
descritos en el adulto: motora o
expresiva (Broca) o sensorial
o receptiva (Wernicke), de acuerdo con la ubicación dónde se localice
la lesión en el cerebro. Puesto que se trata de un trastorno de la capacidad
del cerebro para elaborar el lenguaje, debe tenerse en cuenta que, en la
afasia, se ven afectadas todas las modalidades lingüísticas. Aunque la afasia
se reconoce en el niño desde hace muchos años, se pensó que los niños solo
presentaban afasia de Broca, que se podía recuperar fácilmente.
-
Síndrome
de Landau-Kleffner.
El síndrome de Landau-Kleffner
es otra de las manifestaciones de pérdida del lenguaje en niños de 3-9 años. Se
relaciona con manifestaciones epileptogénicas en el electroencefalograma y es
más frecuente en los niños que en las niñas. Se conoce además como afasia adquirida con trastorno convulsivo. Sus variantes
se han estudiado y se han descrito bien, así tenemos una, de inicio rápido y
con un curso fluctuante en las alteraciones del lenguaje, que se recupera de
forma rápida; otra, de empeoramiento progresivo tras una crisis epiléptica o
episodios repetidos de afasia, de mal pronóstico, y una tercera, de agnosia
auditiva verbal, con escasas crisis epilépticas, de instauración progresiva y
de recuperación variable. En este tipo de trastorno de la comunicación, el
estudio electroencefalográfico es de mucha importancia, así se documenta
patológico, la mayoría de las veces, con alteraciones paroxísticas multifocales
de punta onda o de predominio temporal y se estabiliza en el curso de la
evolución. Durante el sueño, pueden aparecer complejos de punta onda continua
que pueden durar de días a años. No siempre se acompaña de manifestaciones
convulsivas clínicas y, de hecho, éstas pueden variar en diferentes estudios de
67-90%. En esta patología, no están claros los límites con otras formas de
epilepsia parcial benigna rolándica . No se conoce la causa y el pronóstico es
variable. Los estudios de neuroimágenes no son de ayuda diagnóstica, ya que
resultan normales la mayoría de las veces. El diagnóstico diferencial hay que
hacerlo con otros problemas de afasia adquirida, trastornos vasculares
cerebrales, encefalitis herpética y, sobre todo, con el síndrome de Rett. El
síndrome de Rett, del mismo modo que el autismo y el trastorno desintegrativo
de la niñez, puede presentarse con regresión del lenguaje.
-
Mutismo
selectivo.
Se trata de niños que no quieren hablar ante
determinadas situaciones o personas, en la escuela o a extraños, pero que sí lo
hacen con amigos o en casa y no tienen ninguna dificultad para hablar o
comprender lo que se les dice. Se considera un trastorno emocional o fobia
social.
El
niño que habla mal
Corresponde a los trastornos
del habla:
– Tartamudez: es la deficiencia o problema de la fluidez de la
palabra más frecuente. Hay que diferenciarla de tics motores como el síndrome
de Tourette o de un TEL.
– Problemas articulatorios: pueden no tener una causa clara, aunque
pueden estar presentes en otros miembros de la familia.
– Disartria:
trastorno neuromuscular que afecta a la articulación de la palabra. Se da en la
parálisis cerebral.
– Dislalia: en general, es transitoria y consiste en la dificultad
para pronunciar diferentes sonidos, por ejemplo las consonantes.
– Trastornos de la entonación o el ritmo o trastorno prosódico: son
muy frecuentes en el TEL y el autismo, en especial el trastorno de Asperger.
Trastorno
del lenguaje escrito.
El aprendizaje correcto de la lectoescritura
depende de la capacidad del individuo de decodificar y analizar las letras y
las palabras que ve para, con posterioridad, transformarlas en un código que se
asemeje al habla-codificación [35]. De este modo, tenemos lo siguiente:
– Dislexia:
incapacidad para aprender la escritura con normalidad. Debe evaluarse la
dificultad del niño para reconocer y memorizar letras o grupos de letras, falta
del orden o ritmo en la colocación así como mala estructuración de las frases.
Se reconoce la dislexia evolutiva relacionada con la maduración, de buen
pronóstico, y la dislexia sintomática o secundaria, relacionada con problemas
neurológicos. Los niños disléxicos suelen presentar un retraso del lenguaje que
afecta a los procesos fonológicos, semánticos y sintácticos de la
lectoescritura, que se refleja en una comprensión lectora pobre, deficiencia en
la lectura expresiva y en la redacción espontáne.
– Disortografía:
problema específico de la escritura. Se da una sustitución u omisión de letras.
Tiene causas variables perceptivas, intelectuales, lingüísticas y emocionales.
– Disgrafia:
trastornos funcionales que afectan a la calidad de la escritura.
Diagnostico:
Es básico contar con una
historia clínica completa y cuidadosa que nos ayudará a recoger datos sobre la
historia evolutiva del desarrollo del niño, antecedentes de embarazo o parto,
antecedentes de problemas de lenguaje en la familia, traumas o infecciones
adquiridas (meningitis, otitis de repetición), que usualmente indican alteraciones
en la audición. Es muy importante conocer el ambiente psicosocial en el que se
ha desarrollado el niño, afectivo o no, estimulado o privado de estímulos
verbales. No es infrecuente encontrar que hay poco contacto entre padres e
hijos. Es conveniente hacer una entrevista con el cuidador del niño.
Se debe plantear un examen
físico que tienda a descartar trastornos genéticos. Debemos dedicar tiempo para
observar al niño jugar e interactuar con las personas de su entorno, a hablar
con el niño, hacerle preguntas de acuerdo con su edad, promover su lenguaje
para tratar de detectar problemas fonológicos, sintácticos, de prosodia, entre
otros, que nos ayuden a clasificarlos.
Se recomienda la aplicación de cuestionarios
para padres y maestros y algunas pruebas específicas de lenguaje (test de
vocabulario de Boston), el test de desarrollo de Bayley y la evaluación de
inteligencia por el psicólogo, cuando sea necesaria. Una vez elaborados los
diagnósticos diferenciales y excluidas otras alteraciones, debemos ubicarlos en
las esferas de la recepción, de la emisión o como un trastorno mixto. Si el
problema reside sólo en la emisión, el niño tiene una comprensión normal; sin
embargo, si el defecto está en la recepción se afecta no sólo la comprensión
sino también la emisión de la palabra.
Principales hitos en el desarrollo del lenguaje y
signos de alerta de según la edad.
|
|||
Lenguaje receptivo
|
Lenguaje expresivo
|
Signos de alerta
|
|
0-1 mes
|
Se calma con la voz de la madre
|
Llora
|
Llanto extraño (trastorno genético)
|
2-4 meses
|
Muestra claro interés
en las caras
|
Sonrisa social, ríe a
carcajadas
|
Ausencia de la
sonrisa social
|
6 meses
|
Responde al nombre
|
Balbucea, vocaliza
|
No vocaliza ni balbucea
|
9 meses
|
Entiende rutinas
verbales (‘adiós’)
|
Señala, dice ‘ma-má’
|
No dice ‘ma-má’ ni
‘pa-pá’
|
12 meses
|
Sigue un comando verbal
|
Dice tres palabras con significado (‘mamá’,
‘papá’, ‘agua’)
|
Pierde habilidades ya desarrolladas
|
15 meses
|
Señala partes de su
cuerpo
|
Aprende más palabras
|
No señala ni utiliza
tres palabras
|
18-24 meses
|
Reconoce partes de su cuerpo Cumple órdenes
verbales simples
|
Usa frases de dos palabras.
Conoce su nombre.
|
No sigue instrucciones simples, no dice
‘mamá’ ni otros nombres.
No reconoce partes de su cuerpo, no dice al
menos 25 palabras
|
24-36 meses
|
Cumple órdenes
verbales complejas
|
Formula frases de
tres palabras. Pregunta ‘¿qué?’
|
No usa frases de dos
palabras.
No sigue
instrucciones de dos pasos
|
36-48 meses
|
Comprende las acciones
|
Pregunta ‘¿por qué?’
|
Usa palabras incorrectas o sustituye una
palabra por otra
|
48-60 meses
|
Comprende todo lo que
se dice
|
Habla con oraciones
completas.
Dice cuentos
|
No habla
correctamente
|
6 años
|
Cumple órdenes de todo tipo de complejidad
|
Lenguaje completo
|
No habla correctamente
|
Exámenes
complementarios:
Aun cuando nos impresione que el niño oiga
bien, es imperativo un examen de audición. El resto de los estudios será
dirigido según las sospechas diagnósticas. El electroencefalograma, en especial en el sueño, es muy importante
considerando que algunas patologías del lenguaje se acompañan de alteraciones
electroencefalográficas paroxísticas sin tener manifestaciones convulsivas, de
lo cual un ejemplo es la afasia epiléptica adquirida o síndrome de
Landau-Kleffner. Entre los estudios de neuroimagen, la tomografía axial
computarizada es de valor en las alteraciones graves del desarrollo cerebral,
por ejemplo en la presencia de calcificaciones que nos hablen de infección
intrauterina. La resonancia magnética cerebral es de mucha ayuda diagnóstica.
Tratamiento:
El manejo de los problemas del
lenguaje lo imparten principalmente los terapeutas del lenguaje. Las técnicas
han variado con el tiempo y no hay una técnica única de intervención. Al
principio, se usaban las técnicas de repetición de palabras o ejercicios gramaticales.
Hoy día, se tiende a utilizar situaciones diarias que promuevan una
comunicación natural y que estimulen la socialización, por lo que a menudo se
hace en grupos con niños de lenguaje normal y niños con problemas de lenguaje.
No es raro en nuestros días comprometer a los padres en la terapia, en especial
en la de los preescolares. Es muy moderno el uso de programas de ordenador para
mejorar la discriminación auditiva, pero no se ha demostrado que haya un método
más eficaz que otro. No obstante, se ha visto la efectividad en el lenguaje al
poner en contacto a estos niños con problemas con niños de habla normal.
FISIOLOGIA
DEL OIDO
ANATOMIA
El oído humano se encuentra
dividido en oído externo, oído medio y
oído interno. Desde el oído interno salen las conexiones nerviosas que
lo relacionan con el sistema nervioso central principalmente por el nervio
coclear y por el nervio vestibular.
El oído externo está formado por el pabellón auricular (PA) y el conducto
auditivo externo (CAE). El PA es una estructura constituida por cartílagos
cubiertos de piel. Los cartílagos reciben diferentes nombres siendo los más
importantes, hélix, antihélix y el trago. Están cubiertos de pericondrio,
siendo el pericondrio del trago en su cara posterior uno de los elementos
usados para injerto en las operaciones de timpanoplastía. La piel que los cubre
no tiene celular subcutáneo de modo que las inflamaciones de ésta pueden
comprometer la vascularización del cartílago y favorecer las pericondritis e
incluso la necrosis. El lóbulo del pabellón es la única zona que no posee
cartílago. La irrigación está dada por ramas de la arteria temporal superficial
y auricular posterior. Los vasos linfáticos drenan a los ganglios auriculares
anterior, posterior e inferior. Los nervios motores que inervan los diminutos
músculos que rodean esta zona están dados por el nervio facial. El CAE en un
conducto que se ubica entre el PA y la membrana timpánica (MT). Su largo es de
25 a 30 mm. Se divide en CAE cartilaginoso, continuación del PA y ocupa un
tercio del conducto y en CAE óseo, el cual ocupa los dos tercios restantes. La
piel que lo cubre es continuación de la del PA y contiene solo en su porción
más externa pelos y glándulas sudoríparas modificadas denominadas ceruminosas y
cuya función es producir el cerumen. En dirección a medial esta piel se
modifica pierde los folículos pilosos y sus glándulas y termina en una piel
extremadamente delgada. La vascularización está dada por las arterias temporal
superficial y auricular posterior, ramas de la carótida externa. La inervación
sensitiva del pabellón y CAE está dada por el auricular mayor y occipital
menor, auriculotemporal, nervio facial y vago.
El oído medio se encuentra entre el oído externo y el oído interno. Es un
espacio de aire revestido por mucosa respiratoria y en cuyo interior se
encuentra la cadena osicular. Esta es formada por el martillo, el yunque y el
estribo. El martillo está íntimamente adherido a la MT de modo que es imposible
un movimiento de ésta sin un movimiento del martillo. La articulación del
martillo con el yunque y la de este con el estribo son rígidas, de modo que
todo el movimiento de estimulación de la MT se trasmite al estribo. Este se
encuentra en un espacio conocido como ventana oval la que está cerrada por la
platina del estribo. En el espacio de aire entre la ventana oval y la platina
se encuentra un ligamento anular que cierra este compartimento de aire (oído
medio del oído interno).
La MT en una membrana
semitransparente que separa el oído externo del oído medio. Está formada por la
pars tensa (constituida por piel, fibras elásticas radiales y circulares y por
mucosa) y por la pars flácida (sólo piel y mucosa). La pars tensa es la más
amplia y prácticamente se encuentra en los dos tercios de la MT. La pars
flácida se encuentra en la región superior de la MT.
El nervio Chorda tympani
(cuerda del tímpano), rama del nervio facial, pasa entre el martillo y el
yunque y es el responsable de llevar la inervación del gusto a los 2/3
anteriores de la lengua ipsilateral.
La cadena osicular esta fija por varios ligamentos.
Además al martillo llega el tendón del músculo tensor del tímpano y al estribo
el tendón del músculo del estribo. El primero es inervado por el V par y el
segundo por el VII par.
Las principales relaciones de
la caja timpánica son:
• En la cara anterior, con la
carótida interna y la trompa de Eustaquio
• En la cara superior,
separada por delgada capa de hueso, con la fosa media
• En la cara posterior, con la
mastoides y porción descendente del nervio facial
• En la cara medial o interna,
con el nervio facial, cóclea y canales semicirculares.
• En la cara inferior, con el golfo de la vena
yugular
• En la cara lateral o externa, con el CAE a
través de la MT.
El oído interno está formado en un espacio que deja el hueso temporal
en la región denominada hueso petroso. Al espacio se le denomina laberinto óseo
y a la estructura membranosa que existe en su interior se le denomina laberinto
membranoso. Entre el laberinto óseo y el membranoso existe un líquido
denominado perilinfa, un ultrafiltrado sanguíneo de composición similar al LCR.
En el interior del laberinto membranoso existe otro líquido denominado
endolinfa, producido por una estructura llamada estría vascular. El sistema
perilinfático desemboca en el espacio subaracnoídeo a través del acueducto
coclear, mientras que la endolinfa viaja a lo largo del ducto endolinfático y
se reabsorbe en un saco ciego llamado saco endolinfático, ubicado en el espacio
epidural. En el oído interno existen dos órganos, el auditivo o coclear
(ubicado en la cóclea o caracol) y el órgano del equilibrio o vestibular. La
región coclear es anterior y la vestibular es posterior.
El laberinto membranoso
anterior (coclear) presenta la forma de un conducto que da dos y media vueltas
en relación a una estructura central o modiolo y contiene en su interior al
Órgano de Corti, que es un mecanorreceptor. Este órgano contiene a las células
ciliadas (externas e internas) cuyas bases descansan sobre la membrana basilar.
En el otro extremo de estas células se encuentran sus cilios, los que se encuentran
en contacto con la membrana tectoria. Las células ciliadas reciben inervación
del ganglio espiral y la unión de estas terminaciones nerviosas forman el
nervio coclear, el que se dirige al tronco encefálico en un conducto óseo
conocido como conducto auditivo interno (CAI). Posteriormente la vía auditiva
asciende hacia la corteza cerebral haciendo sinapsis en varios núcleos, en
forma ipsi y contralateral.
El laberinto membranoso
coclear se continúa a posterior con dos estructuras membranosas el utrículo y
el sáculo. Ellas se encuentran en un espacio del hueso petroso que se denomina
vestíbulo. Hacia posterior se encuentran los laberintos membranosos y óseos
conocidos como los canales semicirculares (anterior, posterior y lateral). Los
tres canales semicirculares nacen y vuelven al utrículo y en uno de sus
extremos tienen una dilatación llamada ampolla, en donde, sobre la cresta
ampular, se ubica el neuroepitelio ciliado vestibular, cubierto por la cúpula
gelatinosa. El sáculo, el utrículo y los canales semicirculares conforman el
laberinto posterior o sistema vestibular. Las células ciliadas del
neuroepitelio de estas estructuras están en íntimo contacto con las primeras
neuronas de la vía vestibular, neuronas bipolares que se organizan en los nervios
vestibulares inferior y superior, los que transcurren por el CAI hacia el
tronco encefálico. En el tronco existen grandes núcleos vestibulares en el piso
del cuarto ventrículo, que a su vez presentan conexiones nerviosas con el
cerebelo, la médula espinal y pares craneanos oculomotores. El cuarto elemento
nervioso del CAI lo forma el nervio facial. La disposición de los nervios en el
CAI es: nervio facial (anterior y superior), nervio coclear (anterior e
inferior). Los nervios vestibulares están en la región posterior del CAI. La
platina del estribo se relaciona directamente con el vestíbulo y por lo tanto
su cara medial está en contacto con la perilinfa.
FISIOLOGIA
El oído humano tiene la capacidad de percibir
las frecuencias ubicadas entre 20 y 20.000 ciclos por segundo (Hz). En ambos
extremos estas capacidades son muy deficientes. Solo entre las frecuencias de
128 y 8000 Hz esta capacidad es mejor.
El PA no representa ninguna
utilidad real en la especie humana, a diferencia de algunos animales como cérvidos,
equinos y félidos que mueven sus orejas en 180 grados lo que les permite
determinar la dirección del sonido, aunque sabemos que existen algunas claves
de localización en base a la posición y sombra de la cabeza y la forma de la
oreja en la audición monoaural del hombre. Además se ha observado que algunos
hipoacúsicos ponen sus manos en el pabellón logrando un muy leve aumento de la
percepción sonora.
También se sabe que un individuo con ausencia
de pabellón oye a grandes rasgos en forma normal.
El CAE permite la introducción
de las ondas sonoras y representa una cámara de resonancia que es máxima a
nivel de los 3.500 c/seg. También se sabe que la audición se mantiene aunque
exista un conducto auditivo filiforme y viene a alterarse sólo cuando la oclusión
es total.
Si no existiera oído medio la
onda sonora llegaría directamente a estimular al vestíbulo. En esa zona existe
una interfase aire-líquido y por lo tanto el 99.9% de la energía de esa onda se
perdería. La razón fisiológica del oído medio es la de ser un ajustador de las
diferentes impedancias de esa interfase. Para lo anterior dispone de dos
mecanismos. El primero y más importante es la diferencia superficie entre la MT
y la platina del estribo (17 veces más grande) y el segundo es un mecanismo de
palanca que se origina por un eje de rotación de los 2 primeros huesos
timpánicos. Este eje se forma por la diferencia de longitud y los mecanismos de
unión que presentan y representa una amplificación de 1.3 veces.
Ambos mecanismos evitan la
pérdida de alrededor de 26 dB. La MT vibra de diferentes maneras según sea la
frecuencia de estimulación. La platina del estribo funciona como un pistón.
Cuando existe ausencia de huesecillos la onda sonora debe llegar desfasada a
las ventanas oval y redonda (juego de ventanas), ya que si llegan al mismo
tiempo no se producirá una movimiento de los líquidos del oído interno,
impidiendo la vibración del órgano de corti, produciendo una baja de 30 dbs. La
adecuada eficiencia de este sistema permite no perder energía de modo que al
llegar a la perilinfa esta sea igual a la de la entrada del CAE. Lo anterior
podría ser muy útil cuando la energía sonora de entrada es débil, pero cuando
ésta es muy alta, se ponen en acción los músculos del oído medio, los que al
contraerse ponen más resistente a la cadena osicular impidiendo la perfecta
transmisión y de esta manera protegen a las células ciliadas de una
estimulación muy fuerte y por ende peligrosa. Otros mecanismos protectores del
oído interno serian: rotación del eje de vibración de la cadena osicular,
relajación de las articulaciones, y cantidad de aire del oído medio.
En resumen, podemos decir que una lesión del
tímpano producirá una pérdida de hasta 30 dB, sobre 30 dB implica lesión de
huesecillos, y si no existe juego de ventanas hasta 60 dB. Si la pérdida es
mayor implica en general que existe lesión en oído interno. La adecuada función
de la trompa de Eustaquio permite la mantención de la presión atmosférica
dentro del oído medio (función de ventilación). De esta manera se compensa la
capacidad de absorción de gases de la mucosa del oído medio impidiendo una
posible retracción de la MT, lo que significaría una disminución de la función
auditiva. La otra función de la trompa de Eustaquio es la capacidad de eliminar
secreciones e impedir la entrada de estas al oído medio. La trompa esta
normalmente cerrada pero durante la deglución y el bostezo los músculos
periestafilinos (elevadores del paladar blando) permiten su apertura.
Como los líquidos no pueden
ser comprimidos, si un movimiento de pistón a nivel de la platina del estribo
(ventana redonda) empuja a la perilinfa esta se desplazará, y la membrana de la
ventana redonda se moverá en sentido inverso. Esto es lo que se llama juego de
ventanas y es fundamental para una adecuada audición. Si un sonido llegara a
estimular simultáneamente la ventana oval y la redonda, no podría existir
audición normal.
El movimiento de la perilinfa
inicia una onda denominada viajera la que tiene su máximo desplazamiento en un
punto determinado y que depende de la frecuencia del estimulo. De este modo las
frecuencias agudas estimulan la cóclea en la zona más cercana al estribo y las
frecuencias graves en la zona más alejada de esta. Esta distribución se conoce
como distribución tonotópica. El punto de mayor desplazamiento significa un
movimiento de la membrana basilar que al sostiene al órgano de corti y un
desplazamiento de los cilios de las células ciliadas. Este es el último evento
mecánico de la audición siendo la célula ciliada un transductor ya que cambia
un impulso mecánico en un impulso eléctrico.
La variedad de frecuencia
sería trasmitida por una alteración de la fibra, ya que el periodo refractario
de ella es de 1/1000. La intensidad depende del número de fibras estimuladas lo
que es función de las células ciliadas. Estas se estimulan en forma
aparentemente diferente. A intensidad suave lo hacen las células ciliadas
externas, a mayor intensidad las células externas en mayor número y las
internas solo a intensidades superiores.
La primera neurona de la vía auditiva está
formada por las células del ganglio espiral de las cuales salen prolongaciones
que se distribuyen en las células ciliadas por un lado y por el otro lado se
van uniendo con otras para formar el nervio coclear. Este nervio se ubica en el
CAI y penetra a nivel del ángulo pontocerebeloso en la zona bulbo
protuberancial dividiéndose en dos troncos. Unas van al núcleo auditivo ventral
y otro al dorsal. De ellos salen otras fibras. En números semejantes vuelven a
dividirse en dos grupos. Uno asciende por el mismo lado y el otro se entrecruza
al lado contrario.
A nivel de la corteza cerebral
existen dos áreas primarias auditivas ubicadas en el fondo de la cisura de
Silvio de cada lado, en el llamado lóbulo de la ínsula. Estas áreas son
simultáneamente estimuladas aunque el estimulo solo sea en un oído. La
situación de entrecruzamiento de la vía auditiva significa poca probabilidad de
lesión auditiva por daño de origen central.
El funcionamiento del sistema
vestibular es complejo. Los canales semicirculares detectan los cambios de
posición en sentido angular, es decir detectan los giros, en los tres ejes del
espacio. En cambio el utrículo y el sáculo, al tener sus máculas (agrupación de
células neuroepiteliales) en el piso en el caso del utrículo, y en la pared
medial, en el caso del sáculo, detectan los cambios de posición o aceleraciones
lineales horizontales (utrículo) o verticales (sáculo).
El neuroepitelio de las crestas ampulares y de
las máculas se conecta a través de una sinapsis colinérgica, con la primera
neurona de la vía vestibular, la que a su vez hace sinapsis con la segunda
neurona a nivel bulbar, en los núcleos vestibulares. Como ya se mencionó, desde
ahí surgen al menos 3 importantes vías. La vía vestíbulo oculomotora, es la
responsable del nistagmo, es la que coordina o influye entre los sistemas
vestibular y oculomotor. Esta vía conecta con el núcleo del VI par
contralateral y con el núcleo del III par craneano ipsilateral. La vía
vestíbulo cerebelosa es la responsable de informar al cerebelo sobre el
acontecer vestibular y el cerebelo modula y coordina las respuestas
vestibulares. La vía vestíbulo espinal informa al aparato locomotor sobre la
situación vestibular (equilibrio) y elabora respuestas y reflejos posturales, destinados
a conservar la posición del cuerpo en el espacio.
Fármacos
Ototóxicos
Listado de medicamentos potencialmente
ototoxicos
Ø Antibioticos: Amikacina, gentamicina, kanamicina,
neomicina, netilmicina, estreptomicina, tobramicina, capreomicina,
cloranfenicol,polimixina B, colistina (polimixina E), eritromicina,
claritromicina, azitromizina, minociclina,
doxiciclina, tetraciclina, rifampicina, vancomicina, framicetina, viomicina,
ristocetina, teicoplanina, clindamicina, sulfonamidas, metronidazol,
cotrimazol, furazolidona.
Ø Antiflamatorios-Analgesicos: Salicilatos (aspirina), ibuprofeno, indometacina, fenoprofeno, naproxeno,
fenilbutazona, acido mefenamico, piroxican, etodolactol, priquazona,
dextropropoxifeno.
Ø Diureticos: Bumetanida,
acido etacrinico, furosemida, torasemida, piretanida
Ø Antimalaricos: Cloroquina, quinina (tónica) pirimetamina, hidroxicloroquina primaquina,
quinidina
Ø Agentes antineoplásicos:Actinomicina, bleomicina, cisplatino,
carboplatino, mostazas nitrogenadas, misonidazol, vincristina, dactinomicina,
ciclofosfamida, ifosfamida, metrotexate, droloxifeno.
Ø Beta-bloqueantes: Propanolol, practolol.
Ø Anticonceptivos: Medroxiprogesterona
Ø Antidepresivos tricíclicos: Imipramina, nortriptilina
Ø Antiparkinsonianos: Bromocriptina
Ø Miscelanea: Alcohol etilico, tabaco (nicotina)
Bibliografia:
1.-Narbona J, Chevrie-Muller
C. El lenguaje del niño. Desarrollo normal, evaluación y trastornos. Barcelona:
Masson; 2003.
2.-http://escuela.med.puc.cl/paginas/publicaciones/otorrino/apuntes-2013/Anatomia-fisiologia-oido.pdf.
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