Trastorno del Habla
Claudia Meneses García
Definición
Un “trastorno del habla o lenguaje” se refiere a los
problemas de la comunicación u otras áreas relacionadas, tales como las
funciones motoras orales. Estos atrasos y trastornos varían desde simples substituciones de sonido
hasta la inhabilidad de comprender o utilizar el lenguaje o mecanismo
motor-oral para el habla y alimentación. Algunas causas de los impedimentos del
habla o lenguaje incluyen la pérdida auditiva, trastornos neurológicos, lesión
cerebral, discapacidad intelectual, abuso de drogas, impedimentos tales como
labio leporino, y abuso o mal uso vocal. Sin embargo, con mucha frecuencia se
desconoce la causa.
Epidemiología
En niños escolares sin signos de trastornos neurológicos ni
genéticos, la prevalencia de trastornos del lenguaje es del 2-3%; la
prevalencia de trastornos del habla es del 3-6% [4,5]; por su parte, la
prevalencia en edad preescolar es mucho más alta, del 15%. Algunos niños tienen
ambos problemas. Los problemas de lenguaje son más frecuentes en niños que en
niñas y en aquellos que tienen una historia familiar de retraso de lenguaje o
habla, y problemas de lectura
Etiología
En general, cuándo la causa puede
localizarse en una lesión o disfunción cerebral o del sistema nervioso, se
emplea el término orgánico, y, si no es posible descubrir causas similares a
las mencionadas, se consideran trastornos funcionales (es necesario mencionar
que pueden ser causa de trastorno funcional tumores cerebrales, lesiones
obstétricas, enfermedades infecciosas del tipo meningitis,
traumas.
Clasificación
El niño que tarda en
hablar
Descartamos primero las causas que no alteran la
comunicación, como el retraso simple del lenguaje. En este caso, el niño
manifiesta una buena comprensión y una evolución del lenguaje similar a la de
los niños normales, pero con una tardanza en la adquisición de éste. Puede
ocurrir esto en los gemelos. Otra causa es el bilingüismo en la familia. Es
imprescindible descartar una hipoacusia, sobre todo en niños con factores de
riesgo, infecciones respiratorias, otitis media de repetición.
Disfasia
La disfasia se considera uno de los trastornos del desarrollo
del lenguaje de causa no definida, aunque se considera de causa genética
familiar y probable multifactorial. Debemos pensar en ella una vez que hayamos
constatado que el niño tiene inteligencia normal, sin daño neurológico
demostrable, que no presenta sordera y que no se le ha privado de estímulos. A
veces, puede ser difícil diferenciarlo del retraso simple del lenguaje y la
gravedad del cuadro parece ser el criterio más adecuado, ya que en la disfasia,
aparte de adquirir el lenguaje tardíamente, éste es deficiente en su forma,
fonética y estructural. Siempre se describirá en él un problema de comprensión.
Su pronóstico es variable y pueden darse casos que se recuperan por completo y
otros que lo hacen más adelante y que afectan de manera significativa al
aprendizaje.
Autismo
El autismo se
considera el prototipo de los trastornos de la comunicación en el niño. Se
caracteriza por actitudes e intereses repetitivos y estereotipados, déficit en
la interacción social y del uso del lenguaje. Se inicia antes de los 3 años.
Desde muy temprano, los niños tienen falta de contacto visual como manera de
comunicarse o demostrar emociones, no comparten la atención y tienen falta de
imaginación en los juegos. Esto facilita su diagnóstico en torno a los 18
meses. El motivo de consulta más frecuente del niño autista es el retraso del
lenguaje. No obstante, una intervención temprana puede modificar el autismo de
manera significativa. Así, se debe profundizar en la evaluación de la conducta
social de un niño de 2 años que no ha iniciado lenguaje
El niño que deja de
hablar
Con relación a la
detención del lenguaje, ocurre una involución de las funciones adquiridas con
deterioro progresivo por causas genéticas o congénitas (enfermedades
involutivas) o adquiridas y como secuelas de traumatismo, infecciones o
tumores.
Afasia La afasia es un trastorno del
lenguaje adquirido a consecuencia de un daño cerebral que, por lo general,
afecta a todas las modalidades, oral y escrita; cada una de las modalidades se
puede ver afectada cualitativa y cuantitativamente en modo diferente de manera
que conforma grupos sindrómicos, que
pueden coexistir con deficiencias en el procesamiento cognitivo. Por lo tanto,
no se reduce a la expresión o comprensión hablada, sino también a la
lectoescritura, la alexia y la agrafia. Las capacidades expresivas del lenguaje
gestual pueden verse también afectadas así como cualquier otra que use el
sujeto como, por ejemplo, el lenguaje de sordomudos o el morse. Pueden incluso
presentarse estereotipias, cuando ésta es muy grave, con elementos silábicos
que el paciente emite de manera repetida cuando quiere hablar. Es fácil
diferenciarla de la disfasia o de los TEL. Así, cuando hablamos de afasia,
hablamos de pérdida de una habilidad adquirida previamente, es decir, una
persona que tenía la habilidad de hablar con normalidad la pierde mientras que
la disfasia es la falta de aprendizaje del lenguaje en un niño en ausencia de
trastorno orgánico, cognitivo, psiquiátrico o ambiental.
Síndrome de
Landau-Kleffner
El síndrome de Landau-Kleffner es otra de las manifestaciones
de pérdida del lenguaje en niños de 3-9 años. Se relaciona con manifestaciones
epileptogénicas en el electroencefalograma y es más frecuente en los niños que
en las niñas. Se conoce además como afasia adquirida con trastorno convulsivo.
Sus variantes se han estudiado y se han descrito bien, así tenemos una, de
inicio rápido y con un curso fluctuante en las alteraciones del lenguaje, que
se recupera de forma rápida; otra, de empeoramiento progresivo tras una crisis
epiléptica o episodios repetidos de afasia, de mal pronóstico, y una tercera,
de agnosia auditiva verbal, con escasas crisis epilépticas, de instauración
progresiva y de recuperación variable
Mutismo selectivo
Se trata de niños que no quieren hablar ante determinadas
situaciones o personas, en la escuela o a extraños, pero que sí lo hacen con
amigos o en casa, y no tienen ninguna dificultad para hablar o comprender lo
que se les dice. Se considera un trastorno emocional o fobia social.
El niño que habla mal
Corresponde a los
trastornos del habla:
– Tartamudez: es la
deficiencia o problema de la fluidez de la palabra más frecuente. Hay que
diferenciarla de tics motores como el síndrome de Tourette o de un TEL.
– Problemas articulatorios: pueden no tener una causa clara,
aunque pueden estar presentes en otros miembros de la familia.
– Disartria: trastorno
neuromuscular que afecta a la articulación de la palabra. Se da en la parálisis
cerebral.
– Dislalia: en general, es transitoria y consiste en la
dificultad para pronunciar diferentes sonidos, por ejemplo las consonantes.
– Trastornos de la
entonación o el ritmo o trastorno prosódico: son muy frecuentes en el TEL y el
autismo, en especial el trastorno de Asperger.
Síntomas
Disfluencia (el tartamudeo es
el tipo más común de disfluencia):
Repetición de sonidos, palabras o partes de palabras o frases
después de los 4 años de edad (Yo quiero... Yo quiero mi muñeca... Nos... nos
vemos)
Poner (interponer) sonidos o palabras extras (fuimos... uh...
a la tienda)
Alargar las palabras (Soy Boooobbby Jones)
Hacer pausas durante una oración o palabras, a menudo con los
labios juntos
Tensión en la voz o los sonidos
Frustración con los intentos de comunicarse
Sacudidas de la cabeza al hablar
Pestañeo al hablar
Vergüenza al hablar
Trastorno
articulatorio:
Los sonidos pueden distorsionarse (cambiar)
Se pueden sustituir, cambiar, agregar u omitir sonidos (con
mayor frecuencia consonantes)
Los errores pueden dificultarle a las personas la compresión
de lo que dice el hablante (sólo los miembros de la familia pueden ser capaces
de entenderle al niño)
Ver también trastornos
fonológicos
Trastornos de la voz:
Ronquera o aspereza de la voz
La voz puede interrumpirse o cortarse
El tono de la voz puede cambiar repentinamente
La voz puede ser demasiado fuerte o demasiado suave
Puede quedarse sin aire durante una oración
El habla puede sonar extraña debido a que se está escapando
demasiado aire a través de la nariz (hipernasalidad) o está saliendo muy poco
aire a través de ésta (hiponasalidad)
Pruebas y exámenes
Evaluación de la Articulación de Denver (Denver Articulation
Screening Examination)
Escala de Desarrollo del Lenguaje Temprano (Early Language
Milestone Scale)
Prueba de Denver II (Denver II)
Test de Vocabulario en Imágenes de Peabody (Peabody Picture
Test Revised)
Tratamiento
Las formas más leves de los trastornos del habla pueden
desaparecer espontáneamente.
La logopedia (terapia del lenguaje) puede ayudar con los
síntomas más serios o con los problemas del habla que no mejoran.
En la terapia, el niño aprenderá a crear ciertos sonidos.
Bibliografía
https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001430.htm
http://www.parentcenterhub.org/repository/lenguaje/#def
http://psyciencia.com/wp-content/uploads/2013/11/Trastornos-del-lenguaje-diagnostico-y-tratamiento.pdf
http://www.pediatriaintegral.es/numeros-anteriores/publicacion-2012-11/trastornos-del-lenguaje/
Medicamentos que inducen ototoxicidad
Estos agentes pueden afectar la audición (función auditiva o coclear),
equilibrio (función vestibular) o ambos, dependiendo del medicamento. La forma
más común de ototoxicidad es el tinnitus, caracterizado por un repique o
zumbido en los oidos.
Los medicamentos que siguen, son los únicos que han demostrado una clara
capacidad para producir un defecto auditivo o vestibular apreciable.
Aminoglucósidos
Los aminoglucósidos pueden producir tanto toxicidad coclear como
vestibular. La toxicidad coclear se presenta como una pérdida progresiva de
oído, empezando con los tonos más altos y siguiendo hacia los tonos más
bajos.
sí, el daño significativo se ha podido producir antes de que el paciente
sea consciente de ello. El daño vestibular se presenta como vértigo o ataxia.
Ambas formas de ototoxicidad son normalmente bilaterales y potencialmente
reversibles, pero el daño permanente es común y puede progresar después de la
terapia discontinua con aminoglucósidos.
No es raro para un 20-30% de los pacientes tratados con aminoglucósidos
experimentar una pérdida apreciable de audición. La mayor parte de la
ototoxicidad producida por aminoglucósidos está relacionada con terapia
parenteral, seguida de la tópica, oral, y uso de estos medicamentos mediante
irrigación, especialmente neomicina.
En general, un paciente debería recibir las dosis por estas vías, que no
son mayores que las administradas mediante inyección. Los posibles factores que
predisponen a la ototoxicidad incluyen: Función renal reducida, duración de la
terapia, dosis total recibida, niveles plasmáticos que exceden el
rango terapéutico, uso previo de aminoglucósidos, uso concurrente de otros
medicamentos ototóxicos, deshidratación y edad avanzada.
Las audimetrías consecutivas pueden ser útiles en la detección temprana
de la ototoxicidad.
Cada aminoglucósido tiene un espectro de ototoxicidad ligeramente
diferente. El esquema siguiente puede servir como guía para conocer el
potencial de ototoxicidad de estos medicamentos.
Ototoxicidad potencial
COCLEAR
|
VESTIBULAR
|
|
Amikacina
|
++
|
+
|
Gentamicina
|
+
|
++
|
Kanamicina
|
+++
|
+
|
Neomicina
|
++++
|
+
|
Netilmicina
|
+
|
++
|
Sisomicina
|
+
|
++
|
Estreptomicina
|
+
|
+++
|
Tobramicina
|
+
|
++
|
Clorhexidina
La desinfección preoperatoria del oído (antes de las curas de la
membrana timpánica) con una disolución de clorhexidina, produce sordera en 14
de 97 pacientes expuestos.
Cloroquina
La sordera es una característica rara, pero real, de la terapia con
cloroquina. Su comienzo normalmente tarda en producirse y se piensa en él como
irreversible y relacionado con la terapia a largo plazo. Se ha comunicado un
caso parcialmente reversible y un caso que resultó de administrar 1g de
cloroquina.
Cisplatino
La pérdida de audición clínicamente significativa se ha producido en
12.5% de los pacientes que reciben cisplatino, con tinnitus y alteraciones
audiográficas relatadas en un tanto por ciento elevado de pacientes. Los
cambios audiográficos normalmente aparecen dentro de los cuatro días siguientes
a la administración del medicamento y las frecuencias altas son las que primero
se pierden.
Los efectos son dosis dependientes y probablemente irreversibles. La
rápida infusión de una dosis es más ototóxica que la misma dosis administrada
en un tiempo prolongado. En niños tratados con cisplatino, la ototoxicidad
puede estar inversamente relacionada con la edad. En pacientes con pérdida de
audición pre-existente parece ser que el riesgo se incrementa.
Diuréticos
La rápida pérdida de audición es una característica frecuente de dosis
alta, administración intravenosa rápida de ácido etacrínico y furosemida. El
fallo renal es normalmente un factor predisponente, pero los pacientes con
fallo renal son los que más probablemente reciben grandes dosis por via IV.
La administración conjunta con antibióticos aminoglucósidos
frecuentememte acaba en ototoxicidad aumentada, pero un estudio de su uso
concomitante no encontró evidencias de esto.
La pérdida de audición es normalmente transitoria, pero también se han
comunicado casos de pérdida permanente, más frecuentes con ácido etacrínico que
con furosemida. La toxicidad vestibular y la pérdida de audición después de la
terapia oral, también se ha producido. Bumetanida puede producir menos
ototoxicidad que furosemida.
Eritromicina
La pérdida de audición ha ocurrido ocasionalmente como consecuencia de
la terapia parenteral y oral a dosis altas. No parece deberse a una determinada
sal. La función renal o hepática dañadas y la edad avanzada, pueden aumentar el
riesgo de pérdida de audición. Por lo general es reversible, pero se ha
comunicado un caso de pérdida de audición irreversible.
Minociclina
La toxicidad vestibular reversible, que se manifiesta en principio como
vértigo, pérdida del equilibrio y vahidos es algo común en la terapia con
minociclina. Este efecto adverso ocurrió en 76% de los pacientes de seis
estudios y fue necesario que 12-52% de los pacientes afectados, tuvieran
terapia discontinua o incluso suspenderla.
Otros estudios han descubierto porcentajes más bajos, pero todavía
importantes, de pacientes con toxicidad vestibular.
Las mujeres suelen ser más susceptibles que los hombres.
Quinidina
El tinnitus y la pérdida reversible de oido son complicaciones bien
conocidas de la terapia con quinidina. La pérdida de oído permanente ha
ocurrido, pero es rara.
Quinina
El tinnitus es común. El deterioro permanente del oído ha ocurrido con
terapia a largo plazo. La ototoxicidad de la quinina parece ser el resultado de
una reacción idiosincrática.
Salicilatos
Tinnitus, pérdida de frecuencias altas del oído, vértigo son características
comunes de la intoxicación por salicilatos. La pérdida de oído parece
relacionarse con el nivel plasmático de salicilatos, aunque hay una
variabilidad significativa interpaciente en el nivel plasmático en el cual es
detectado primero.
La mayoría de los pacientes que muestran ototoxicidad por salicilatos
están recibiendo crónicamente grandes dosis, tales como aquellas que se
utilizan en artritis reumatoide. La ototoxicidad por salicilatos, incluso si es
severa, es normalmente reversible, pero se han comunicado casos de pérdida de
oído permanente.
Vancomicina
La pérdida de oído transitoria y permanente, tinnitus y vértigo se han
producido con el uso de vancomicina. Se ha sugerido que estos efectos están
asociados con altos niveles plasmáticos de vancomicina. Sin embargo, esta
relación no está demostrada. En muchos de los casos que se han comunicado, el
paciente también se ha expuesto a otros medicamentos ototóxicos, sobre todo antibióticos
aminoglucósidos.
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